La peligrosa aventura de salir de casa

MAÑANA, el Palau Blaugrana deberá volver a disfrazarse de infierno para ayudar al Barça de balonmano a remontar la complicadísima eliminatoria de Champions ante el Rhein-Neckar alemán. En la ida, los de Xavi Pascual perdieron por siete goles y ahora deberán lograr una hazaña que en caso de no salir bien dejará al Barça fuera de la Final Four. Es decir, que después de arrasar en la Liga logrando el título a seis jornadas del final y ganando todos los encuentros con una media de casi cuarenta goles por partido, va el Barça y naufraga en el primer desafío exigente que se le plantea en Europa.

Pasemos al fútbol. El pasado 25 de marzo, con sus futbolistas todavía vistiendo guantes y manga larga, el Bayern de Múnich se proclamó campeón de la Bundesliga a siete jornadas del final. Tras una trayectoria impecable con 25 victorias y solo dos empates, los de Guardiola consiguieron el campeonato más precoz de la historia de Alemania. Pero llegaron las semifinales de la Champions y el Madrid superó al Bayern con solvencia. Incluso podemos asegurar que a muchos, el equipo bávaro les decepcionó.

¿Qué lección podemos extraer de estos dos casos? En ambas situaciones nos encontramos ante unas ligas nacionales de escaso nivel competitivo, en las que los equipos dominantes aplastan a sus rivales con facilidad. Durante todo el curso, tanto el Barça de balonmano como el Bayern de Múnich no se ven exigidos al máximo. Acaban superando las jornadas de sus competiciones domésticas por inercia y llega un momento en el que posiblemente pierden el hábito competitivo al máximo nivel. Por decirlo de un modo más simple: no están entrenados para los grandes envites.

Sin duda, la calidad de sus jugadores y técnicos pueden hacerles superar estos desafíos mayores, pero el susto ya no se lo quita nadie.

La solución a este gran desajuste entre la competición doméstica y la continental sería motivo de otro artículo pero para que vayan calentando motores, se lo diré en un par de palabras: Liga Europea. Cuando quieran lo hablamos.