Johan fue el hombre que cambió mi destino

Todos tenemos un destino y el mío lo cambió Cruyff. No hacía mucho tiempo que había ganado la Copa de Europa con el PSV, en el año 1988, cuando me llamó y me dijo que quería ficharme para el FC Barcelona. Yo entonces tenía ofertas muy buenas del fútbol italiano, una de ellas realmente impresionante de la Juventus. Se lo dije a Johan y él, con su peculiar estilo de decir las cosas, me comentó algo así como que “si solamente juegas a fútbol para ganar dinero, entonces vete a Italia; si juegas a fútbol para divertirte y entrar en la historia, ven a formar parte de mi proyecto”. Debo admitir que si fiché por el Barça, en enero de 1989, fue por Johan Cruyff.

Johan era valiente hasta extremos insospechados. Cambió la mentalidad del Barça y demostró que cuando tú juegas bien es más fácil ganar. Además, fue un enamorado del fútbol base y le dio la oportunidad a muchos chicos. Él fue, sin ir más lejos, el que apostó desde el principio por Pep Guardiola, uno de los grandes talentos de la cantera del Barça. Gracias a Cruyff el Barça tiene desde hace muchos años un estilo propio e inconfundible, que pasa por tener el balón, atacar y hacer un fútbol atractivo para los espectadores. En mi cabeza se amontonan miles de frases y anécdotas, pero me quedo con aquella famosa expresión antes de saltar al césped en Wembley. Esperábamos una larga charla técnica sobre cómo jugarle a la Sampdoria, pero Johan se limitó a decirnos: “Hoy es vuestro día, así que salir y disfrutar”. Él no era muy amigo de fijarse mucho en los rivales salvo en algunos detalles, porque sostenía que si tú juegas como sabes hacerlo, el rival poco importa.

Se ha ido una gran persona y un amigo irrepetible. En estos momentos siento un vacío enorme, mucho dolor. La última vez que hablé con él le vi muy animado y me quedaré con esa imagen de él, siempre tan positivo y optimista.