EL TRIPLE DE NACHO

El Barça supo sufrir para ganar el billete a Milán

Nacho Solozábal

HUERTAS-ARROYO. Duelo estelar. No cabe duda de que no podemos reducir el partido únicamente a ambos jugadores, pero su protagonismo fue una de las claves del mismo. La noche fue propicia para el base blaugrana. Tenía más de un asunto pendiente con su rival desde los enfrentamientos en el Palau, y ayer Huertas se sacó la espina. En más de una ocasión el juego se centró en situaciones de acción-reacción entre los dos bases. Y en esta particular partida de alto riesgo el blaugrana supo ir de menos a más para convertirse al final en uno de los argumentos de peso de la victoria de su equipo. Marcelinho no le perdió la cara al partido ni tan siquiera en los momentos de más tensión. En un encuentro donde el juego exterior se impuso al interior, su aportación fue basica. También hay que reconocer que tanto Sada como Pullen fueron un complemento imprescindible para maniatar la dirección de juego turca. Por aquí comenzó a decidirse la suerte del choque.

ESPÍRITU DE SACRIFICIO. El pase a la Final Four fue un sinónimo de trabajo colectivo, esfuerzo y ambición. La baja de Navarro obligaba al resto de jugadores, y ayer nadie se arrugó. Fue un partido jugado punto a punto, sin concesiones, y con una indescriptible sensación de tensión y nervios. En este escenario tan trabado apareció, como casi siempre, un Oleson que se atrevió a protagonizar las últimas jugadas de la serie. Anotó, recuperó un balón decisivo, y no le tembló el pulso en el carrusel de tiros libres que le tocó asumir al final del encuentro. Pero también Abrines fue valiente, y qué decir de un portentoso Dorsey que colocó un par de tapones de aquellos que hacen enmudecer las pistas más tembiles. El Barça supo sufrir. Esta puede ser la mejor definición de lo que ayer vimos en Estambul. Todos se confabularon para que la serie no tuviera continuidad. Ahora ya es cuestión de descansar y pensar en la Final Four. Un premio que los blaugrana se han merecido.