JOGO BONITO

'Banana power'

Laura Aparicio

En las últimas horas se ha publicado que una agencia de publicidad brasileña planificó hace tiempo la acción de que un jugador se comiese un plátano si se lanzaba uno al terreno de juego como muestra de expresión racista. Parece que la idea se pensó tras ver algunos ataques que había recibido Neymar. Pero Dani Alves, víctima el domingo de esta fea acción, asegura que lo suyo fue un impulso. Lo que empezó, entonces, como un acto improvisado, según el  protagonista de esta historia, se ha convertido en el ya mundialmente conocido como 'fenómeno de los plátanos'.

Harto de sufrir actitudes racistas en los estadios de fútbol, el gesto de Dani Alves al comerse el plátano que le lanzó un joven durante el partido ante el Villarreal ha acabado convirtiéndose en una improvisada y muy efectiva campaña contra el racismo. La acción del lateral brasileño dio la vuelta al mundo y enseguida encontró el apoyo de todos. Su compañero y compatriota Neymar fue uno de los pioneros de la espontánea campaña publicando en su cuenta de Instagram una fotografía en la que aparece comiendo la famosa fruta, junto a la etiqueta #TodosSomosMacacos.

La iniciativa  sigue ganando adeptos a un ritmo imparable, traspasando la línea del deporte, y llegando incluso a la esfera política. Un impulso salido del vestuario blaugrana y  que sirve para concienciar al mundo y reconocer que quizás no estamos tan avanzados como creemos.

Según el sindicato mundial de futbolistas (FIFPro), en los últimos años ha habido un dramático aumento de incidentes racistas en el futbol profesional. Lamentable. Hay que interpretar el gesto de Alves y la reacción de Neymar como un grito, un golpe sobre la mesa. “Estamos en el siglo XXI, el mundo ha evolucionado y hemos de evolucionar con él”, sentenciaba el defensa brasileño. Ni él mismo esperaba la repercusión generada, aunque celebra que esta acción pueda ayudar a erradicar el racismo en el deporte. El fenómeno de los plátanos seguirá dando que hablar. Falta que el asunto no se quede aquí y que se acabe con una lacra impropia de nuestro tiempo.