Aleix Vidal, de lateral a extremo en la final de la Europa League

El carrilero tarraconense, pretendido por el FC Barcelona, demostró su vocación ofensiva en un partido histórico para el Sevilla. Los andaluces se proclamaron campeones en Varsovia gracias a un gol de Krychowiak y otros dos de Bacca (3-2).

Aleix Vidal tuvo una incidencia notable en el juego de los de Unai Emery. Empezó el partido en su demarcación habitual en los últimos dos meses como lateral derecho. Y exhibió una de las cualidades que le han llevado a convertirse en uno de los candidatos a tomar el relevo de Dani Alves en el Camp Nou: sus dotes atacantes.

Vidal pasó algunos apuros atrás, en especial ante el escurridizo y rápido Konoplyanka, que le hizo sufrir de lo lindo y pasar más de un mal trago. Pero su aportación en ataque fue destacable. Subió la banda con insistencia, recorriendo muchos kilómetros, aunque recibiendo pocos balones. Y probó el remate en diversas ocasiones. Las más claras, a la salida de un córner, antes del cuarto de hora; y, al filo del descanso, con un potentísimo derechazo desde la frontal que salió rozando la escuadra.

La marcha de Reyes en la segunda mitad, y la entrada de Coke, le permitió liberarse de sus obligaciones defensivas, y ubicarse como extremo diestro, ya que este último entró para ocupar su posición en la última media hora. Y fue como delantero cuando se vio más suelto a Vidal. No en vano, hasta hace poco era su demarcación natural.

Vidal, de 25 años, y formado en clubs como el Espanyol B, Gimnàstic de Tarragona, el filial del Mallorca y el Almería, estalló de felicidad tras conseguir su primer gran título en la élite. "Este equipo ha demostrado que tiene lo que hay que tener para sacar los partidos adelantes", declaró ante los micrófonos de 'Cuatro'. No había para menos. El Sevilla ya era campeón.