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Panathinaikos-Barça: La noche de la bomba falsa

El episodio tan surrealista que se vivió en Atenas no impidió que el Barça ganara y acabara primero de grupo 

La imagen de las gradas del OAKA

La imagen de las gradas del OAKA / sport

Maite Antón

Nunca se había vivido algo así en un pabellón de baloncesto. Fue una situación con tintes surrealistas. Todo transcurría con normalidad en Atenas en el partido que enfrentaba al Panathinaikos y al Barça hasta que en el descanso se recibió una llamada que alertaba de la colocación de una bomba en el OAKA que iba a estallar a las once de la noche, lo que provocó el desalojo inmediato de las gradas. Al final, todo quedó en una falsa alarma y el partido se reanudó con media hora de retraso, pero la incertidumbre y la sensación de incredulidad que se experimentaron durante muchos minutos fue tremenda por lo inesperado del suceso. Un episodio de lo más extraño que no impidió al Barça cumplir su objetivo de acabar la primera fase de la Euroliga con victoria y con el liderato final... pero ¡menudo susto!

Y es que como reconocieron luego jugadores, entrenadores y otros miembros de la expedición barcelonista nunca antes habían sido protagonistas de una falsa amenaza de bomba en una pista de baloncesto. Nada hacía presagiar lo que sucedería en el descanso en un OAKA que, como siempre, estaba lleno a reventar para recibir la visita del Barça con más de 14.500 espectadores en las gradas.

Una llamada malintencionada

Fue durante el descanso que un periódico y una web griegas recibieron una llamada avisando de la colocación de una bomba que iba a explosionar en poco más de una hora. La megafonía del pabellón anunció la noticia y las fuerzas de seguridad desalojaron con celeridad las gradas, pese a que un centenar de aficionados del Panathinaikos parecía resistirse, y el público aguardó fuera de las instalaciones mientras la policía registraba todo el pabellón en busca del supuesto artefacto.

Los jugadores de ambos equipos, asombrados por todo lo que estaba aconteciendo pero sin perder la calma, esperaron saber si se jugaría la segunda parte puesto que por unos minutos se pensó que se suspendería. Los blaugrana se dirigieron a un gimnasio anexo a la pista para seguir tirando y no 'enfriarse' hasta que les avisaron de que a las 22.35 hora española, es decir con más de media hora de retraso del horario previsto, podrían volver a la pista tras comprobar que todo había sido una falsa alarma y que no había ninguna bomba en el OAKA tras inspeccionarlo a fondo.

Con menos público que en la primera parte, Barça y Panathinaikos disputaron el segundo tiempo olvidando la situación tan dantesca que habían vivido minutos antes. A las 23.00 horas no sucedió nada como estaba anunciado. Todo quedó en una anécdota con un final feliz, pero a buen seguro que todos lo recordarán durante mucho tiempo. Fue la noche de la bomba falsa.