Fichajes en Europa: La difícil convivencia con la NBA

El próximo 13 de octubre se pondrá en marcha una nueva edición de la Euroliga. Una competición que estrenará formato y que se convertirá en una auténtica liga europea. Un paso adelante ambicioso donde los mejores equipos de Viejo Continente dilucidarán la supremacía final. 

Pero no es sencillo reinventarse para el mejor basket europeo cuando se ha de convivir, al otro lado del Atlántico, con ese ‘monstruo’ llamado NBA. Una organización que fagocita al resto del deporte de la canasta a base de millones. Y más a partir de esta temporada cuando ha entrado en vigor el multimillonario contrato televisivo, que firmó la liga profesional estadounidense en su día por 9 años y 24.000 millones de dólares.

Un río de millones que ha elevado el límite salarial de las franquicias, que deben rebañar el plato del baloncesto internacional para gastarse el dinero de que disponen. Y Europa, que tradicionalmente ha estado en el punto de mira de los equipos ‘pross’, lo está ahora más que nunca.

Este verano hemos vivido casos muy evidentes en los dos ‘grandes’ del basket ACB que figuran en el grupo de aspirantes para pelear por la Euroliga. Nos referimos a Barça y Real Madrid.

Los azulgrana se quedaron compuestos y sin Satoransky ni Abrines cuando Washington y Oklahoma, respectivamente, decidieron pagar sus cláusulas y llevárselos. En el Real Madrid sucedió otro tanto con Sergio Rodríguez (Sixers) y Willy Hernangómez (Knicks). Por cierto otro de los Hernagómez (Juancho) que militaba en el Estudiantes, también hizo las maletas para irse a Denver.

El Barça pensó en Malcom Delaney como recambio de Satoransky, pero el base estadounidense del Lokomotiv también se dejó seducir por los dólares USA y dio el salto a Atlanta. Idéntico camino del que siguió otro ACB (Davis Bertans) que abandonó Vitoria para probar suerte en los Spurs de Pau Gasol. Otro talento, en este caso evolucionaba en Turquía (Dario Saric) ha recalado junto a Sergio Rodríguez en Philadelphia. Y volviendo a la Liga Endesa, el Unicaja -que este año no participará en Euroliga- perdió de la noche a la mañana al talento lituano Mindaugas Kuzminskas (Knicks).

Reinventarse

Ante ese escenario inevitable -que se complicará más aún el próximo verano en el que el límite salarial de la NBA volverá a crecer- a los equipos del Viejo Continente no les ha quedado otro remedio que reinventarse. Competir con el poderío económico de la NBA es imposible por tanto hay que jugar las cartas de la atracción de la nueva Euroliga, la competitividad y en el caso de los grandes clubs, el objetivo de luchar por ella.

Así el Barça Lassa, perdido Delaney, logró que <strong>Tyrese Rice</strong> continuara en Europa y los fichó del Khimki, como a <strong>Koponen</strong>. También de Rusia llegó Víctor Claver quien tras su aventura en Portland, está decidido a asentarse en el basket europeo.

El Fenerbahçe, logró evitar que los ‘cantos de sirena’ NBA alrededor de Vesely para que volviera a EE.UU. no hayan hecho, de momento, mella en el ala-pívot checo. El CSKA Moscú es otro de los que ha conseguido mantener el bloque. Ni Nando De Colo ni, al menos este verano, Milos Teodosic parecen estar por la labor de jugar en USA.

Paradigmático el caso del Laboral Kutxa que ha logrado que todo un NBA (Andrea Bargani) dé por finalizada su aventura estadounidense y retorne a Europa.

La ‘amenaza’ del otro lado del Atlántico no ha impedido que el Maccabi, por ejemplo, cambie gran parte de su perfil con siete fichajes, entre ellos el ex-Sixers Sonny Weems.

En Grecia, el Olympiacos mantiene gran parte de su bloque incluidos Spanoulis y el ex del Barça y de Houston y Denver Papanikolaou. Cinco caras nuevas tiene el Panathinaikos (entre ellos un Bourousis del que se llegó a hablar de su marcha a la liga ‘pross’) para reforzar su equipo donde sigue otro NBA (Nick Calathes). Y el Madrid, para compensar las ‘pérdidas’ NBA se reforzó con Draper y Randolph. Todo es cuestión  de buscar otros argumentos para seguir manteniendo el nivel competitivo.