eurocopa 2016: islandia

Islandia: Orgullo vikingo

Sus victorias en la fase de clasificación contra Holanda, Turquía y Chequia fueron un aviso de lo que este pequeño país era capaz de hacer en la Eurocopa

La crisis de 2008 impulsó el fútbol de la isla

La crisis de 2008 impulsó el fútbol de la isla / sport

Josep Coves

Islandia es el país más diminuto que jamás ha tomado parte en una fase final de la Eurocopa. Tiene una superficie de 103.125 kilómetros cuadrados –es cinco veces más pequeña que España– y una población de apenas 330.000 habitantes –más o menos como Alicante o Córdoba– pero tras colarse por primera vez en el campeonato europeo ya está entre las 16 mejores. Un gol de Traustason contra Austria en el tiempo añadido les dio el miércoles la victoria a los islandeses, que han accedido a octavos de final por delante incluso de Portugal.

Precisamente el debut de Islandia en la Eurocopa fue contra los lusos. Un empate a un gol que despertó las primeras reacciones de admiración hacia ese pequeño país que solo cuenta con 23.000 licencias (3.000 de ellas de adultos) y que contrarió enormemente a Cristiano Ronaldo. “Han celebrado el empate como si hubieran ganado el título. Con esa mentalidad, nunca ganarán nada”, protestó, arrogante, la estrella del Real Madrid.

Dos partidos después, el milagro sigue vivo. Islandia igualó contra Hungría y derrotó a Austria y se enfrentará el lunes a Inglaterra por una plaza en los cuartos. Lo hará sin presión alguna, ya que lo hecho hasta ahora ya es suficiente. Como GalesIslandiaIrlanda del Norte Eslovaquia, las otras debutantes en la Euro 2016 que han pasado ronda. Todas menos Albania.

El fútbol islandés vive en la actualidad su mejor momento. A principios de los 1990 también tuvo un punto álgido con Asgeir Sigurvisson Arnor Gudjohnsen –padre de Eidur Gudjohnsen–, pero nada comparable con ahora. En seis años, Islandia ha pasado del puesto 112 del ranking FIFA al 34.

BENDITA CRISIS

Una de las razones que explican la explosión futbolística de Islandia hay que buscarla en la crisis financiera de 2008 que tuco al país al borde del colapso. Como es lógico, el fútbol se resintió. Los pocos futbolistas extranjeros que jugaban allí regresaron a sus países de origen y se tuvo que confiar en los jugadores autóctonos. Dos años después del crack, el Breidabilk ganó su primer título de Liga con un equipo de 23 años de media y 15 jugadores surgidos de los equipos inferiores. Entre ellos, tres de las grandes figuras que ahora el seleccionador Hallgrimsson y su ayudante Largerbäck tienen bajo sus órdenes en Francia: Sigurdsson (Swansea), Gudmundsson (Charlton) y Finnbogasson (Augsburgo). “Para un pequeño país como es Islandia es esencial que los futbolistas jueguen fuera del país y adquieran experiencia en los campeonatos más fuertes de Europa”, declara Lagerbäck, quien hace unos años dirigió a Suecia con una base de jugadores que se manejaban fuera de sus fronteras.

Islandia tiene una profunda vocación deportiva, apunta Illugi Gunnarson, ministro de Educación Ciencia y Cultura. “Somos un país pequeño y, además, los futbolistas no pueden entrenarse en buenas condiciones más de cinco meses al año. Afortunadamente, para los padres la práctica deportiva de sus hijos es una prioridad”.

En 2000, Islandia impulsó lo que denomina la Casa del Fútbol, un complejo de tecnificación en Keflavik, a 50 kilómetros de la capital, Reikiavik, que en cierto modo palia la ancestral falta de instalaciones. De hecho, en todo el país solo existen siete campos de fútbol cubiertos, indispensable para salvar las adversas condiciones climatológicas no solo en forma de nieve sino de viento también.