Victoria o primera gran crisis para el Espanyol

El espanyolismo ya está acostumbrado a vivir finales en otoño. Es la locura de un club que lleva muchísimos años sin dar en el clavo con su proyecto deportivo. La afición está inmunizada al sufrimiento, aunque ésta temporada el equipo no ha merecido meterse en un lío tan pronto. Los últimos resultados han dejado a los blanquiazules a un paso del abismo y esta tarde están obligados a ganar sí o sí. Hay que sumar de tres en tres porque el Espanyol es superior al Levante y porque, de lo contario, se avecinan unas semanas muy complicadas. El equipo tiene en sus manos desterrar la palabra crisis a las puertas de una Junta de Accionistas que puede calentarse dependiendo de lo que suceda hoy en el césped. Lo único claro es que la directiva no tiene en mente destituir a Sergio González pase lo que pase. La apuesta por el técnico es clara e irán a muerte con él.

Porque Sergio lo está intentando con una plantilla descompensada y que se ha encontrado casi sin margen de maniobra. El técnico es consciente de que al equipo le ha faltado competir, pero en Cornellà no ha tenido suerte. Ayer, tras un entrenamiento de tarde en el mismo escenario del partido, Sergio dejó claro que “es un partido muy importante. Para mí, cada partido es una final cuando estás en una situación tan límite. Seguro que la afición vendrá a apoyarnos y esperemos devolverles su ánimo con una victoria”.

Ya ha llegado el momento en que los planteamientos casi ni importan. Ni los nombres. Para Sergio, lo básico es recuperar al equipo mentalmente y, sobre todo, conseguir que compita con convicción e intensidad. “Veo caras de venganza y sé que los jugadores tienen ganas de arreglarlo sobre el campo. La revolución debe ser, sobre todo, anímica. Nos lo debemos creer para competir. En casa hemos sido siempre superiores exceptuando el Villarreal y el Sevilla y sabemos que podemos ganar a cualquiera. Vamos a ver si también tenemos un poco de suerte”.

Lo que sí tiene claro Sergio es que le espera un encuentro rocoso. Hay temor por la fuerte lluvia que puede caer esta tarde sobre el césped y por la táctica del Levante. Tras la victoria ante el Valencia, al equipo de Lucas Alcaraz le vendría bien sumar un punto y van a encerrarse atrás para jugar con los nervios blanquiazules. Si consiguen maniatar al Espanyol, el encuentro podría convertirse en un auténtico calvario.

Por ello, el entrenador espanyolista se lo va a jugar el todo por el todo y alineará un equipo ofensivo, aunque cubriendo más el centro del campo dada la potencia de los pivotes levantinistas. Arriba podría volver Caicedo, un futbolista del que propio técnico espera mucho más. “Es digno de elogio que diga que no ha estado al cien por cien. Esperemos que recupere su mejor versión y ojalá pueda ayudar al equipo”. El ecuatoriano se está convirtiendo en uno de los auténticos problemas de la temporada, junto a Montañés, un futbolista que sigue con el calvario de lesiones que ya tenía en el Zaragoza y del que el club estaba plenamente informado cuando se decidió ficharle en verano.

El propio Sergio no se inmutó cuando le preguntaron si estaba preocupado por su futuro. Al técnico lo único que le preocupa es el equipo y no el entorno porque lleva muchos años en esto y es consciente de cómo van las cosas. Y es que en estos momentos, nadie del Consejo de Administración no se plantea un cambio de rumbo en el banquillo. Todos confían en la victoria ante el Levante y son conscientes de que el trabajo de despachos en cuanto a fichajes se ha hecho muy mal y deberá enmendarse en enero si no se quiere coquetear con el descenso una temporada más. Eso sí, una derrota podría dejar al equipo en descenso y eso no se puede aguantar durante mucho tiempo. Toca ganar.