La Real rebaja la euforia espanyolista

Fernando Baquero

Fernando Baquero

El Espanyol vio frenada su escalada en la tabla al caer derrotado por 1-2 ante una Real Sociedad que fue mejor y tuvo un alto porcentaje de efectividad. Tres victorias consecutivas habían generado grandes expectativas europeas en el equipo espanyolista pero la poca inspiración ofensiva que mostró ayer le condenó a un revés inesperado.

Aunque el Espanyol supo replicar muy pronto cuando el equipo donostiarra se adelantó en el marcador, el espectacular golazo de Illarramendi le dejó sin respuesta cuando todavía quedaba media hora de partido.

La baja obligada de Piatti había obligado a Quique a variar su puesta en escena. El Espanyol salió con dos puntas, Gerard y Caicedo, con la tarea de dificultar la salida del balón de la Real como primera obligación. Aunque Diego Reyes mandó un aviso (a los 2 minutos cabeceó solo a las manos de Rulli), la presión alta no surtió efecto y el equipo de Eusebio manejó el balón a su antojo con la jerarquía que impusieron Illarramendi y Zurutuza.

Pese a que quedó muy pronto (9') sin su referencia ofensiva por la lesión de William José, la Real propinó el primer golpe con el gol de Carlos Vela, tras un inteligente pase de Iñigo Martínez que sorprendió a la zaga espanyolista y dejó absolutamente solo al mejicano. Fue el único remate entre palos de todo el primer tiempo.

La rápida reacción de Quique permitió la inmediata respuesta del Espanyol. Reyes abandonó la banda izquierda y centró su posición para comenzar a generar fútbol entre las dos líneas de contención de la Real y desde ahí asistió a Hernán Perez para que el paraguayo (34') recortara a tres rivales en una baldosa y firmara un golazo que hacía que el partido volviera a su punto de partida.

Aunque el Espanyol comenzó más inspirado el segundo acto, la Real se encontró con su segundo gol en su segundo remate a portería. Illarramendi (60'), sin nadie que detuviera su avance, tuvo tiempo de prepararse un espectacular zapatazo desde fuera del área que pilló desprevenido a Diego López. Es difícil contrarrestar tanta efectividad, incluso para un equipo enrachado como el de Quique. 

La escuadra blanquiazul peleó el empate pero nunca tuvo una opción clara para ello. Tal vez, si Fernández Borbalán se hubiese atrevido a pitar un libre indirecto cuando Íñigo Martínez retuvo ilegalmente el balón en el área pequeña... Nunca lo sabremos pero esta vez el fútbol premió a quien supo qué hacer en cada momento.