Sevilla, 1 - Espanyol, 0

El Espanyol se doctora en el Pizjuán

Sergio González planteó con acierto el choque y el Espanyol mantiene vivo el sueño en la Copa del Rey; desde 2006 que no pasaban a semifinales

Germán Bona

"Puede ser mi gran noche”, dice la canción de Raphael que se ha convertido en el himno de ‘La Curva’ y que promete ser la banda sonora de Cornellà-El Prat los próximos meses. Y lo fue. Con agonía final por un gol que no hizo justicia a los méritos de unos y otros, pues el partido que planteó Sergio González fue de nota. Y como respondieron los suyos, de doctorado. Lección defensiva y de control en muchas fases del encuentro, llegando a desesperar a la grada local. Solo faltó marcar pero, al final, ni siquiera hizo falta. Desde 2006 que no se jugaban semifinales de Copa y ahí están, ante el Athletic, equipo copero por excelencia que se cruza en el camino de la quinta. Sigue el sueño, está muy vivo.

Dos cambios hizo Sergio González en relación a la ida en Cornellà. Como estaba previsto, Héctor Moreno y Lucas Vázquez entraron por Colotto y Montañés. El resto, los mismos. En los locales, Emery salió con todo.

El ambiente, espectacular, estuvo a punto de desactivarse en el primer minuto, cuando Arbilla disparó al travesaño una falta desde la frontal. Una lástima. Porque pronto empezó el Sevilla a trenzar y a poner a prueba el sistema defensivo de los ‘morados’. La primera clara la tuvo Bacca a los 15 minutos, tras una jugada de Deulofeu por la derecha y el tiro raso fuera del colombiano. La respuesta fue una buena contra invalidada por el árbitro cuando remató Sergio García. El capitán era quien más se ofrecía a recibir. Poco a poco, el Espanyol se fue sacudiendo el dominio de encima y la empezó a tocar con sentido. Los minutos más peligrosos habían pasado, pero había que seguir dándolo todo. Porque en cualquier momento se volvía a encender la chispa, como cuando Bacca intentó engañar al árbitro dentro del área.

Sergio García, que probó a marcar de vaselina en el 29’, dio el susto justo antes del descanso, cuando se retiró cojeando tras una entrada, pero siguió al pie del cañón. Muy buena primera mitad del Espanyol al que solo le faltó el gol, pero que sufrió menos de lo previsto atrás, con un Pau comportándose como un auténtico veterano. 

El Sevilla hizo un doble cambio en la reanudación, entrando Diogo por el exblanquiazul Nico Pareja, que estaba con molestias, y Banega. Las revoluciones subieron con el ataque desenfrenado de los locales, que reclamaron un penalti inexistente. Álvaro, uno de los apercibidos, vio la amarilla. Quedaba media hora cuando salió Stuani por Caicedo. El uruguayo la tuvo solo salir, en una acción de ‘pillería’ de Sergio. El siguiente en entrar fue Colotto, quien a los pocos minutos se las tuvo con Emery en una acción en la banda. Se pasó a los tres centrales y defensa de cinco, recurso utilizado por el técnico de L’Hospitalet desde su etapa en el filial. 

Se trataba de que fueran pasando los minutos. Y se consiguió sin que apenas pasara nada... hasta el 87’. Marcó Diogo un golazo y tembló el Pizjuán. El árbitro añadió tres minutos que se hicieron interminables, pero el Espanyol supo jugarlos, con experiencia. Como todo el partido. Este equipo se doctoró en el Sánchez Pizjuán. Nunca una derrota fue tan dulce y así lo agradecieron los aficionados. “A Bilbao, oé”, cantaron felices