OPINIÓN EXPRÉS

Messi gana el Balón del Cielo

Leo Messi es el mejor jugador del universo y ante el Manchester City volvió a demostrarlo

Messi le marcó tres goles al Manchester City

Messi le marcó tres goles al Manchester City / sport

Ernest Folch

Puede que le den el Balón de Oro a algún terrestre, pero nadie duda que el mejor jugador del universo, aunque no sea humano, se llama Messi. Se volvió a confirmar que hoy el Barça juega dos partidos: el que juega Leo y el que juega el resto. El partido de los mortales contra los mortales discurrió más o menos sobre lo previsto, con un City todavía muy inmaduro para enfrentarse a un Barça mucho más sólido y resolutivo. Para jugar en una Champions de máxima exigencia, el City es hoy solamente un proyecto teórico, con una idea muy clara en el banquillo, pero muy ingenuo y endeble en el campo.

El gran mérito del Barça es que se sobrepuso a las bajas repentinas de Jordi Alba y Piqué, que le obligó a formar con una defensa inédita formada por MascheranoUmtitiMathieu Digne, y ni siquiera con esta ocasión que le brindó el destino logró el City transformar su control en un peligro real. Fue un choque que pilló a dos equipos en dos dinámicas opuestas: el Barça ha alcanzado la plena madurez, y el City está iniciando su propia fase de construcción: los dos quieren la pelota y los dos aman el fútbol, pero los azulgrana no tienen piedad de nada ni de nadie y basta media ocasión para desgarrar al rival y abrirlo en canal.

Entre los humanos sobresalió un imponente Ter Stegen, el mismo día que Claudio Bravo terminó de hundir a su equipo con un error gravísimo que confirma que este verano el Barça tomó la decisión correcta, y merece una mención el partidazo de Umtiti, que se doctoró en una noche muy complicada. El partido terrenal tiene explicaciones terrenales. Otro asunto es el encuentro que juega Messi en el cielo, que a penas puede explicarse simplemente porque supera nuestro entendimiento.

Y es que Messi no está hecho para ser verbalizado sino para ser disfrutado: cuatro apariciones suyas fuera de este mundo terminaron en un hat trick y un penalty. Para cualquier otro futbolista hoy sería la noche de su vida; para él, fue una actuación rutinaria, ese breve instante en el que baja a visitarnos. Parece que unos homínidos se pelean aquí abajo por el Balón de Oro. Allá arriba, Messi gana el Balón del Cielo. Por cierto, una aclaración para los que propagan falsedades: Dios no puede ficharse.