Palabra de director

La marcha de Alves no es una buena noticia

Dani Alves se despide del Barça

Dani Alves se despide del Barça / sport

Ernest Folch

El inminente adiós de Dani Alves ha sido una sorpresa para todo el mundo, empezando por el club, que se ha enterado de la operación por los medios. Había un convencimiento general de que el lateral seguiría un año más, y el propio Luis Enrique había expresado su deseo de que fuera así. Pero la irrupción inesperada de la Juve, unido al distanciamento del jugador con el Barça, lo envió otra vez a la rampa de salida. Es posible que los mismos que ya celebraban que continuara un año más nos digan ahora que es bueno que se vaya, pero por muchas vueltas que se le den su marcha no puede ser en ningún caso una buena noticia. No puede ser una buena noticia porque sigue sin tener un sustituto de garantías, a pesar de que se le está buscando un relevo… ¡desde la era Guardiola! No puede ser una buena noticia porque, a pesar de suponer un ahorro de una ficha alta, se tendrá que pagar igualmente un traspaso nada barato para que venga otro jugador, a quien se tendrá que pagar otro sueldo: es decir, un ahorro que provoca coste. Y no puede ser una buena noticia cuando su marcha no es iniciativa del Barça, que no tenía ninguna constancia del movimiento del brasileño, sino de Alves, gracias a una cláusula extraña que le permite irse gratis y unilateralmente con un simple preaviso. Cierto, debido a su elevada ficha y a su edad, el lateral brasileño no podía venderse a un precio muy alto, pero un jugador con su trayectoria debería irse dejando algún beneficio más que el de simplemente librar al club de su ficha. Hay que recordar que Alves, antes que una ficha elevada, era y todavía es el mejor lateral de la historia del Barça, todavía sin reemplazo claro, además de un icono global. Sin embargo, de todas las consecuencias peligrosas de la operación, la más delicada es el impacto sobre Messi, que siempre ha tenido a Alves como uno de esos escasos jugadores con quien se entiende sin necesidad de mirarse. Habrá que gestionar la situación con suma habilidad porque ha llegado la hora de la verdad eternamente aplazada: por fin hay que encontrarle un sustituto a Alves. El Barça ya había decidido que esperaba un año más. Por culpa de la famosa cláusula, ahora habrá que correr y terminar a toda prisa los deberes que debieron hacerse ya hace muchos años.