OPINIÓN EXPRÉS

Los equilibrios de poder de Zidane

Zinedine Zidane, entrenador del Real Madrid

Zinedine Zidane, entrenador del Real Madrid / sport

Ernest Folch

Zidane tomó el sábado una decisión trascendente, que puede marcar el resto de la temporada, para bien o para mal. Porque lo menos importante es que sustituyera a Ronaldo. Lo relevante es que lo hizo sin pactarlo previamente, por sorpresa y contra la voluntad de su estrella, como quedó claro por su airada reacción, de la que van trascendiendo detalles cada vez más desagradables.

Encima, el Madrid perdió dos puntos tras la sustitución. A pesar de que el oficialismo madridista trata de hacernos pasar la reacción de Cristiano como un ejemplo más de su extraordinaria competitividad, en realidad no deja de ser una evidencia de que en el Gran Canaria se produjo una gran fricción entre el entrenador y su estrella, que veremos cómo evoluciona en los próximos días.

El conflicto es desigual porque enfrenta a un jugador tan extraordinario como egocéntrico con un entrenador muy sereno y que da en todo momento la sensación de dominar perfectamente el envite. Zidane ha dejado muy clara su posición: “Yo no soy tonto, él es inteligente y tomé la decisión por su bien.” Puede que la tranquilidad de Zidane venga de su propio carácter, frío y sereno, o puede también que sepa ya que tiene el apoyo explícito o implícito presidencial, imprescindible en una decisión de este calado. Lo que es seguro es que con este cambio Zidane ha enviado un mensaje de poder a un vestuario muy complicado, y se ha ganado crédito para cambiar a quien quiera a partir de ahora.

Empezó Luis Enrique con las rotaciones, que han afectado a muchas vacas sagradas de la plantilla, y ahora Zidane se apunta al carro y sube la apuesta. El Madrid y el Barça saben que tienen que guardar fuerzas, y la dosificación es imprescindible para llegar en condiciones a la fase decisiva. Pero hay una diferencia a favor el Barça: Luis Enrique ha hecho los cambios pactando con sus estrellas, consciente de que la vía unilateral es imposible después de aquella lejana crisis de Anoeta. Zidane ha optado directamente por cambiar a CR7 sin encomendarse a nadie, y más allá de su valentía, habrá que ver ahora cómo se recomponen los equilibrios de poder en el Real Madrid. Zidane aprieta, Ronaldo berrincha y Florentino calla, es decir, otorga. Contra el Borussia, siguiente capítulo.