LA PAÑOLADA

El Barça en el exilio

Josep Guardiola está satisfecho por cómo progresa el Bayern

Josep Guardiola está satisfecho por cómo progresa el Bayern / sport

Ernest Floch

A falta de presente, pasado. El Barça está instalado en un permanente estado de nostalgia de aquello que fue y ya no es. Guardiola aterrizó el 9-N para votar, pero una foto con Piqué y cuatro palabras al aire bastaron para dejar otra vez esta extraña sensación de vacío que el barcelonismo no logra disipar. Da igual que nos asegure que no volverá y que su ciclo se ha acabado. No nos lo creeremos sencillamente porque no nos lo queremos creer: el retorno de Pep es el mito moderno del barcelonismo, que ya nadie, ni él mismo, puede desmentir. A la melancolía guardiolista súmenle ahora el documental que celebra los 40 años de la llegada de Cruyff, también fuera del club. Aderécenlo con un poco de Laporta, convertido ya en jefe oficial de la oposición, y otro tanto de la devastadora encuesta de Benedito, y nos queda la sensación inevitable que a día de hoy el Barça se explica más desde fuera que desde dentro. Sin un discurso convincente y con un proyecto deportivo que genera dudas no por ningún resultado sino por falta de una ideología que lo sustente, el oficialismo azulgrana es a día de hoy incapaz de transmitir una ilusión que vaya más allá del próximo partido.

Con Unicef marginado, La Masia bajo sospecha y una costosa ampliación como único reclamo, el Barça se encomienda cada domingo al resultado, como en los viejos tiempos. Luis Enrique tenía que ser la piedra angular del proyecto pero sus hombros aguantan demasiado peso, incluido el que no le toca aguantar. En el club nadie parece capaz de generar un entusiasmo que vaya más allá de una jugada puntual de Messi o Suárez, un bagaje pobre para una entidad que proclama ser más que ella misma. Prueba de este desasosiego es que hoy no se conoce ninguna figura relevante de la sociedad civil que respalde explícitamente el Barça oficial. El resultado es que una parte significativa del barcelonismo se encuentra hoy en el exilio. Pero ya se sabe que los que se van tarde o temprano vuelven.