SOBRE EL TERRENO

Ser sincero para ser aún más admirado

Guardiola negó el incidente entre Arteta y Messi

Guardiola negó el incidente entre Arteta y Messi / EFE

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

Le he dado muchas vueltas y, a menudo, he llegado siempre a la misma conclusión: es cuestión de valentía, de ser sincero, de no driblar al contrario, de contar, simplemente, lo que uno piensa. No todos los entrenadores (bueno, perdón, ninguno) tiene ganas de contarle a la prensa lo que piensa, cuáles son sus planes, estrategias, tiempos y formas de afrontar la temporada, los partidos, los rivales.

El problema es que se saben únicos y, por encima de eso (¿hay algo más importante que eso?), los que más saben de esto. ¡Qué sabrá la prensa cuando pregunta! ¡Qué sabrá si no han hecho cursillo de fútbol alguno y están lejos de nuestro mundillo! Sin tener en cuenta (otro error de los ‘gurús’) que nosotros no preguntamos por nosotros, sino para contar a los aficionados lo que piensan ellos. Pues ellos, sin nuestras preguntas, todavía pasarían más (¿más? ¡imposible!) de los socios de lo que pasan, que es mucho, todo. Da gusto, a veces, encontrarse con entrenadores como Pep Guardiola, que, sabedor de sus virtudes (muchas) y consciente de su fuerza y títulos (todos), se permite el lujo de reconocer que “estábamos en la lona, si nos meten el segundo, nos hunden”. Eso después de derrotar al Barça por 3-1. Admirable. 

Hago esta reflexión porque, insisto, a menudo, demasiado a menudo, los entrenadores nunca cuentan la verdad, ni siquiera lo que piensan. Estaría bien que reconociesen (lo hizo el otro día el ‘Cholo’ Simeone y quedó de cine) sus errores e, incluso, sus planes. Entre otras cosas porque serían más y mejor comprendidos aunque, a muchos (y no miro a nadie) les da absolutamente igual. Acabo de leer que Massimiliano Allegri, técnico de la Juventus, ha dicho que “los títulos no se ganan jugando al 100x100 en noviembre; lo importante es pasar la fase de grupos de la Champions y seguir creciendo”. Y no lo dice como justificando un resultado, lo cuenta porque eso son sus planes: no estar a tope en noviembre y sí en abril, mayo o junio, cuando se juegan los títulos. Reconocer eso no es pedir clemencia, es ser sincero, honrado, explicativo.