'Los misterios de Senna', el libro que llega en un dron

Podríamos hablar de lo mucho que está sufriendo Argentina y Leo Messi ante la duda de si van a ser, o no, capaces de ganar a Colombia. Podríamos dialogar sobre ese Valentino Rossi despendolado, pateando a una aficionada en el paddock de Valencia. Podríamos conversar sobre el clásico de este fin de semana en Madrid. Pero, no, les voy a proponer algo que, igual, me agradecerán algún día. Ahora que ese tipo tan estupendo, divertido, atrevido y, sobre todo, veloz, muy veloz, rapidísimo, llamado Lewis Hamilton ha vuelto a poner de moda la F-1 al resistirse a ceder su corona a Nico Rosberg y llevar el campeonato hasta el último gran premio, hasta el último suspiro, hasta el final de los finales, deben hacerme caso por una vez y hacerse un regalo buenísimo, bonito y barato.

Solo hay que entrar en Amazon-libros y pedir (ya ven, los libros se encargan a medida, sin moverse de casa, lo pides y te llega al sofá, tal vez volando en un dron) el libro de Carlos Castellá, con prólogo de Josep Lluís Merlos, titulado ¡ojito! ‘Los misterios de Ayrton Senna’, un compendio extraordinario, único, casi, casi inédito, de las travesuras, anécdotas, pequeñas historias y frases reveladoras de grandes personajes alrededor de la vida del piloto que inventó la magia en la F-1. Castellá nos dejó poco a poco, por culpa de un maldito cáncer. Pero Castellá era mucho Castellá para dejarnos sin nada, para irse de vacío. Y, sin saberlo nosotros, ni siquiera su gran amigo Odón Martí, otro enfermo del mundo del motor, Carlos fue escribiendo, poco a poco, línea a línea, ¡por eso este relato es una delicia!, historias maravillosas sobre uno de los grandes mitos de la velocidad. Y, antes de morir, le dio un USB a Odón con el libro dentro. “Toma, publícalo cuando me vaya”. Insisto, podría seguir hablando de Messi, de Rossi o de si el pétreo Atlético será capaz de vencer al Real Madrid. Pero, no, prefiero hacerles esta recomendación porque es un gran libro, un inmenso relato, que no podrá depositar en la mesita de noche a medias. Se lee entero.