SOBRE EL TERRENO

Suena raro, ¿no? que Pep fiche al pretoriano de 'Mou'

Emilio Pérez de Rozas

“Mira, papá, Pep no hubiese fichado nunca, nunca, a Xabi Alonso. Le ha obligado el Bayern. Seguro que Matthias Sammer ha obligado a Pep a fichar a ese tío”. Mi amigo Jordi Tomás, cerebral forofo azulgrana, ‘guardiolista’ empedernido, culé tenaz, hijo de socio, padre de socios, socio desde el día que nació, no sabe si dejar de ser seguidor del Bayern o de Pep. Sí, él también ha peregrinado a Múnich.

Todo, hasta que Jordi, su hijo mayor (el segundo, Audal, aún es pequeño y, además, no tiene el virus del fútbol, le gusta el tenis), le cuestionó algo que mi amigo ya se estaba preguntando: ¿cómo es posible, cómo, que Guardiola haya fichado al pretoriano de Mourinho, al hombre más odiado por nuestros jugadores (y hasta por los escribanos de cabecera), al líder blanco que pronto se fotografiará con un Pep sonriente en la sede oficial del poderoso Bayern?

El problema, claro, empieza o termina cuando muchos, dicen que miles, hasta millones, seguidores del Barça lo son del Bayern de Múnich. O lo son de Guardiola. Ese punto es lo que, tal vez, ¿no?, provoca confusión. Porque todos, todos, recordamos que detrás de aquel indeseable y provocador ‘Mou’, el mismo que provocó el majestuoso y certero (o, al menos, entonces nos pareció verdadero) sermón de Guardiola del “puto amo”, estaba, como no, Xabi Alonso.

Pues bien, aquel pretoriano de ‘Mou’ parece haberse convertido ahora (“ha sido Sammer, papá, ha sido Sammer”, insiste el jovencito Jordi) en la tabla de salvación de un inquieto, preocupado, Pep Guardiola. Es posible, sí, que Manel Estiarte haya encontrado ya la manera de explicar ese fichaje. No lo descarto, pero muchos barcelonistas se sienten algo traicionados por su entrenador de siempre. De ahí que algunos tuiters defensores de la operación la justifiquen diciendo que Guardiola no ficha a Alonso para irse al cine, a cenar o de vacaciones, sino para ser su prolongación, en el campo, lo que significa que los dos piensan igual...solo futbolísticamente. Ni eso, creo.

No sé si, cuando se produzca la foto, los dos sonreirán con un puntito de complicidad. Lo que sé es que esa foto hubiese sido imposible en el Barça.