SOBRE EL TERRENO

Rosell, Nibali y otras historias de Hautacam

Nibali, al nivel de Froome y Contador

Nibali, al nivel de Froome y Contador / sport

Emilio Pérez de Rozas

Estaba decidido a dedicarle este artículo a Sandro Rosell, cuando me conecté al Tour. Estaba decidido a mofarme, porque me parece una auténtica vergüenza que alguien que contrata a un futbolista por toneladas de millones diga que no se lee “la letra pequeña de los contratos”, cuando el italiano Vincenzo Nibali, ese ‘monstruo’ que nada tiene que envidiar a Chris Froome y a Alberto Contador, que les hubiese ganado, fijo, demarró a falta de 10 kilómetros de la no menos monstruosa cima de Hautacam.

Estaba pensando en ridiculizar a ese nuevo rico, o viejo, qué se yo, del exmandatario azulgrana, que farda de haber sido el presidente más votado de la historia del Barça y pretendía hacer una obra de 600 millones sin leerse la letra pequeña, cuando Nibali dejó sin aliento al fabuloso Mikel Nieve. Estaba yo pensando en quien le pedirá cuentas a Rosell cuando la justicia decida lo que decida, cuando, a cinco kilómetros de la cima, Alejandro Valverde, otro ser superior, se quedó descolgado de la nueva ‘troupe’ de ídolos franceses que pretenden escoltar al maravilloso Nibali en el podio de París.

Estaba yo reflexionando en quien, o quienes, le recomendó a Rosell que dijese esa bobada de que no se lee la letra pequeña (los ricos suelen hacer esas cosas porque es una forma de demostrar que son muy ricos), cuando el no menos portentoso, sacrificado y “cadáver andante”, como le piropeó Carlos Sastre, de Jean-Christophe Péraud, que es un viejete al lado de sus compatriotas Thibaut Pinot y Romain Bardet, se dejaba el alma (y mucho más) en el último kilómetro de la última montaña para aspirar al ‘cajón’ de París. Estaba yo pensando en qué poco duró el lamento de la huida de Rosell, en qué poco lo recuerdan los culés que lo votaron en masa (ya todos arrepentidos, fijo), cuando el polaco Rafal Majka esprintó para conseguir llevarse a casa uno de los maillots más preciados del maravilloso Tour, el de topos que visten los héroes de la montaña.

Estaba yo pensando cómo dormirá Rosell tras esa ya legendaria y mítica frase, mientras Nibali ganaba su primer Tour, que añade a Vuelta y Giro, con cuatro triunfos magistrales de etapa. Estaba pensando yo...