SOBRE EL TERRENO

Yo ya rezo cada día para que el Sporting se salve

Abelardo Fernández, técnico del Sporting

Abelardo Fernández, técnico del Sporting / sport

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

Lo sé, la medida no es la adecuada. Lo entiendo, el ejemplo es el peor de todos. Les daré la razón, no tiene sentido equiparar situaciones tan dispares. Pero no puedo resistir la tentación de contarles dónde y cómo he vivido los tres últimos días. He estado en Gijón. ¡Bendita ciudad! He disfrutado del Sporting. Miren, el Sporting sigue siendo un club normal. Un club de fútbol. Un club donde todo está, de momento, en su justa medida. Un club donde la gente, aún, no se ha vuelto loca y donde los periodistas, los fotógrafos, los cámaras, los aficionados, incluso la ‘cátedra’, que diariamente acude a ver los entrenamientos a Mareo (por cierto, entre la ‘cátedra’ hay tres padres de jugadores), esperan, rezan y desean que nadie cambie y que todo siga igual.

ACCESO A LOS JUGADORES. Van allí cada mañana y ven entrenar a sus chicos, que aparcan sus coches (nada ostentosos, ningún Audi, Ferrari, Porsche, Lamborghini…) en el mismo parking que los demás. Los chicos departen con todo el mundo y, es más, los periodistas pueden escoger con quien hablar cada día. ¿Que no se lo creen? ¿que es mentira? Vale, pues que sepan que, al acabar el entrenamiento, los periodistas dicen “queremos hablar con fulanito y menganito”. Sí, sí, no con uno; no, no, pueden pedir hasta dos jugadores. Y, van, y salen. Y Pitu Abelardo, cuando hace la conferencia de prensa, llama por su nombre a los periodistas. Ya saben, aquello que hacía el pícaro de Pep Guardiola. “…bueno, sí, ya sabes, Emilio, es lo que le acabado de decir a Jorge….”. Y tú, amigo, te derretías y las yemas de tus dedos ardían en el momento de criticarle. ¿Un truco?, no, no, normalidad. Por eso, la gente que acude a Mareo reza cada día a La Santina para que el Sporting no cambie, para que el director de comunicación, Manfredo, siga facilitándote las cosas “porque si vienes hasta aquí es para trabajar”. Y trate, aunque le cueste, aunque tarde, que Sanabria te coja el teléfono. Pero, bueno, mientras Sanabria baja de la nube, conversas con Enrique Castro ‘Quini’, que es divino. Como el Sporting. Como Gijón. ¡Esos tíos tienen que salvarse, Dios!