La última

El que dude, que se baje

Emilio Pérez de Rozas

Hasta que se lo oí a él, nunca había reparado en ese detalle. Meditaba sobre otros aspectos, muchos más palpables, fáciles de detectar, para definir por qué era el Real Madrid.

Pero, en su primer año como entrenador del Barça, es decir, un año después de hacer campeón al filial, su primer gran título (él siempre habla de 13 de 15, no de 12 de 15, pues el ascenso con el Barça B tiene tanto mérito como cualquier otro cetro), preguntado por el Real Madrid (la cuestión se ha repetido, como comprenderán, un millón de veces), Pep Guardiola mostró su admiración por todo el mundo blanco, por su poderío mediático, por su capacidad de liderar todo lo que representa la capital, del Reino y del Gobierno, por su poderío económico, fundamentado, sí, en múltiples recalificaciones, por su fuerza deportiva, por su extraordinaria vitrina y palmarés, por sus excelentes entrenadores y futbolistas, por su trayectoria, por su influencias, pero, sobre todo, y de ahí mi descubrimiento, por esa capacidad de seguir esperanzado, confiado, con la cabeza alta, erguido, altivo, convencido, chulesco, ilusionado, en los momentos de crisis, en los momentos que está por detrás del Barça o de quién sea.

Guardiola admira en el Real Madrid, y lo reconoce públicamente, aquello que encuentra a faltar en el ambiente, en el entorno, azulgrana: saberse, creerse, superior aunque en juego, puntos y futbolistas estés por debajo. Y cuando Guardiola expone esa tesis, no está refiriéndose, no, a la época actual, en la que la diferencia ha sido y es evidente, cristalina, planetaria. No, no, habla de toda la vida, de todas las épocas. “Ellos están 12 puntos por detrás nuestro, como han llegado a estar, por detrás, y siguen pensando, contando, explicando, relatando, apostando que nos van a ganar”, suele contar Guardiola a los suyos. Nosotros, nos colocamos seis puntos por detrás, y ya oigo los llantos, las quejas, podría pensar ahora, aunque no lo dirá, el `mister¿ azulgrana. Es más, ya hay idiotas que dan la Liga por pérdida.

Llámenme tonto, pero sigo teniendo una fe ciega en este equipo. El que dude, que se baje. El Barça lleva cuatro años de reino absoluto, su fútbol acaba de admirar al mundo desde San Siro, llevan 12 de 15 títulos posibles, han ganado las dos competiciones que se han disputado este año, van a Japón a por el tercero, clasificado ya en la Champions, ha fallado en la Liga, única competición en la que puede rectificar. Si fuese al revés y el Madrid estuviese a seis puntos del Barça, nadie descartaría a los blancos. Este Barça es brutal, así que un poquito de la chulería blanca no nos iría mal. Porque son los de aquí los que han demostrado ser los mejores; los demás van a rebufo. Aunque sean líderes en noviembre.