sOBRE EL TERRENo

Nunca les debimos prestar a Leo Messi

Messi se centrará a partir de ahora en lo que le hace realmente feliz: seguir ganando títulos con el FC Barcelona

Messi se centrará a partir de ahora en lo que le hace realmente feliz: seguir ganando títulos con el FC Barcelona / sport

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

No se lo debíamos de haber dejado nunca. Es broma, sí. Pero lo pienso. Pienso que Leo Messi es más del Barça que de la selección argentina; es más de Barcelona que de Rosario. Lo queremos, respetamos, admiramos y necesitamos más aquí que allí. En el fondo (bueno, no en el fondo, ¡es pura realidad!), ha vivido aquí, ha disfrutado, jugado, ganado y compartido más años, meses y días con nosotros que con los suyos, si es que los suyos son los argentinos, que, por el trato que, de nuevo, le están dando, tras verbalizar su deseo de dejar la albiceleste, no lo parecen. Messi, lo expliqué el otro día, tuvo la oportunidad de jugar con España, por eso, porque llevaba ya tanto tiempo en Barcelona, que hasta las autoridades deportivas vieron claro que podía sentir un cierto cosquilleo de debutar con La Roja y seguir compartiendo el fútbol que habían ideado en La Masia por esos campos del mundo, de la Eurocopa, del Mundial. 

Pero, normal, por lazos familiares y porque siempre se ha sentido argentino, ‘La Pulga’ decidió vestir la camiseta del país donde nació y no la del país donde se hizo futbolista. Es posible, sí, que durante todos esos años y competiciones importantes, en las que ha sido duramente torpedeado con críticas y comentarios hirientes, incluso por parte del mito que le precedió en esa misión, el deslenguado Diego Armando Maradona, Messi se haya sentido solo, demasiado solo, tremendamente solo. Cierto, se diría (nadie lo conoce, ni poco, ni mucho, cero) que Messi está acostumbrado a la soledad, a ser discreto, a caminar con zapatos de gamuza, a no hacer ruido, a no hacerse notar, pero en el campo necesita de los suyos, necesita un equipo, necesita equipos como los que le han arropado para ser el mejor del mundo, todos, todos, del Barça. Y la albiceleste, ni por idea de seleccionador, ni por estrategia y juego de sus componentes, ha sido el Barça. Así que es normal que, llegado un nuevo descalabro, Messi decida refugiarse en los últimos años de su maravillosa carrera en el Barça. Su auténtica y real albiceleste.