Sobre el terreno

El mundo asiste atónito a la transformación del Barça

Messi felicita a Rakitic ante la presencia de Alba

Messi felicita a Rakitic ante la presencia de Alba / sport

Emilio Pérez de Rozas

Hay algo que me gusta este agosto más que ningún otro agosto. Hay algo que me gusta de este inicio de Liga más que ningún otro inicio de Liga. Hay algo del ambiente de los sabios futbolísticos de Madrid que me encanta más que ningún otro grupo de sabios del resto de España. Hay algo de este nuevo-viejo Barça que me gusta muchísimo más que los últimos Barça triunfadores, especialmente del que ha logrado, guiado por la mano y la indiferencia mediática de Luis Enrique, ese espectacular 8 de 10, que no sé si tiene algún otro míster local. Sí, creo que Pep Guardiola también lo tiene.

Digo todo esto porque he descubierto, escuchando a los demás, que este Barça mete miedo por cosas que antes no metía miedo. Asusta por cosas que antes le eran indiferentes. Y, además, estoy dando saltos de alegría porque los puristas han dejado de señalar ya con el dedo a Luis Enrique, al que colocaron en la pira cuando dedujeron, intuyeron, creyeron, pensaron, temieron, denunciaron y señalaron como el hombre que se iba a cargar el estilo azulgrana, el ‘tiqui-taca’, casi el sermón de la montaña. Luis Enrique sigue sin hacer caso a nadie, ¡faltaría! Pero su Barça, que ya no es el Barça de Guardiola, ni mucho menos de Martino, Tito o los anteriores, juega a todo, con todos, por todo y contra todos. Ese es el miedo del que he decidido disfrutar. Los oyes hablar (a los que no quieren que gane el Barça) y les descubres el temor de que este Barça, ahora sí, tiene 1.232 maneras de matarte. La mejor, claro, siempre está en manos de Leo Messi. Pero las otras 1.231 son igual de contundentes y, a menudo, maravillosas. Los oyes hablar y ahora sí temen al Barça. Porque, dicen, tiene hambre y juega a tope los 90 minutos, no da un balón por perdido, tiene banquillo (y, por los tres cambios habidos en San Mamés, hecho casi insólito en Luis Enrique, lo piensa utilizar) y, además, ha decidido que te puede meter uno (o varios goles) en 1.232 pases o en una de esas transiciones que, antes, solo hacía el Real Madrid. Y ahora, vaya, las borda el Barça. De verdad, en serio, están asustados.