SOBRE EL TERRENO

Misión Imposible V: saber qué le pasa a Messi

Emilio Pérez de Rozas

Es posible que los ciclos, cuanto más enormes, más gloriosos, más vistosos, más ilusionantes, peor acaban. El Barça sabe de eso. Sabe de Ronaldinhos despeñados y batacazos de autosuficiencia. Y de renacimientos. Porque esa es la vida del Barça. Perdón, esa es la vida. Porque me gustaría que no olvidásemos nunca, nunca, que estamos hablando de fútbol. Vale, de sentimientos. Pero antes de romperlo todo, pensemos que solo es fútbol.

Hay tantas, tantísimas, cosas que deben preocuparnos y ocuparnos más que cómo reconstruir la ilusión alrededor de la camiseta azulgrana, que la primera misión para entender lo que ocurre es pensar que solo es fútbol, que no hay nada más en juego que ganar o perder…a fútbol. Representar con estilo, señorío y argumentos futbolísticos aquello que ha hecho grande, enorme, al Barça. Aunque muchos quisieran que hubiese muertos, aquí no hay víctimas pese a que el césped parezca ahora sembrado de cadáveres y heridos.

Duele, y mucho, que aquel Barça celestial se haya derrumbado en una semana. Duele, y mucho, que muchos hayamos sido optimistas en demasía, tal vez certificando una de esas definiciones de Google de que un optimista es un pesimista mal informado. Es evidente que el contraste entre Bartra y Messi define muchas de las cosas que le han pasado al Barça. La noche que estalla el joven del futuro, se hunde el profeta de la última década. La noche que el niño se eleva por encima de decenas de cabezas para marcar el gol de su vida (de momento), el Balón de Oro se oxida. Lo bueno de ese signo es que el Barça tiene futuro; lo malo, que no sabe qué le pasa a la ‘Pulga’, justo el año que lo entrena uno de los suyos. O eso dijeron.

La vida de Leo Messi siempre ha sido un misterio. Y es posible que, dentro de diez o veinte años, alguien nos contará qué ocurrió, en marzo y abril del 2014, en esa cabecita. Messi ya no tiene a su lado a Cintia, aquella niña, compañera de pupitre de la Escuela Nº 66 General Las Heras de Rosario, que interpretaba sus pensamientos y hablaba con los maestros en nombre de la ‘Pulga’. Falta nos haría Cintia ahora porque, antes de iniciar la reconstrucción, deberíamos de saber qué le ocurre a Messi.