SOBRE EL TERRENO

Madrid ya siente envidia del Barça

Solo el equipo de Luis Enrique tiene opciones de lograr el triplete

Solo el equipo de Luis Enrique tiene opciones de lograr el triplete / sport

Emilio Pérez de Rozas

Hace nada el Real Madrid era la bomba. Hace menos, el Barça había recuperado las sensaciones de otros años. Siempre, siempre, el Atlético de Madrid, que no podemos olvidar que es el campeón, era un equipo durísimo de derrotar e, incluso, de empatar. Dependiendo de la jornada, de la semana, del mes, uno u otro, o todos, los tres, se iban a comer el mundo.

Ahora, cuando empiezan a decidirse los títulos, ese Barcelona maltratado por muchos (los primeros, por supuesto, muchos culés, incluido su presidente, su directiva y, como no, Charly Rexach) parece tener buena pinta. Vale, no es la pinta que los admiradores del tiki-taka más elogian, pero es la pinta que le mantiene, no solo vivo, sino como clarísimo favorito para los tres títulos grandes, cosa que no pueden decir los otros dos equipos madrileños.

Y eso, que debería de ser pura felicidad para los barcelonistas, no para de ser un motivo de debate y escasa satisfacción, inmerso como está el club en todas las polémicas del mundo. No ha de ser fácil, no, ser entrenador de un equipo que vive en ese caos. No ha de ser, no, ser miembro de una plantilla tan zarandeada. Y, sin embargo, ahí están peleando por ganar el triplete.

Cierto, se dirá que falta lo más difícil y duro de los tres títulos, pero no es menos cierto que muchos jamás pensaron que aquel Barça dudoso, poco vistoso, llegaría al inicio de marzo con la tarjeta de favorito en las tres competiciones. La visita a Villarreal, uno de los equipos que se ha convertido, que era, que es, que será, una de las máximas atracciones del fútbol español (y admirado por todos, con razón), será, sin duda, el partido que demostrará el auténtico nivel de un equipo que enamora a ratos, a cuartos de hora, pero que siempre, siempre, da la cara, pelea hasta más allá del minuto 90 y ha demostrado, como en tantos otras épocas, que la zozobra del club, siempre en ebullición, no le afecta en absoluto. Ni siquiera cuando el asesor del presidente dice barbaridades a toneladas, del técnico y de la estrella del equipo. Y sigue ahí. Lamentable.