SOBRE EL TERRENO

Luis Enrique solo quiere elogios al final

A medida que pasan las semanas, Luis Enrique se siente más cómodo

A medida que pasan las semanas, Luis Enrique se siente más cómodo / sport

Emilio Pérez de Rozas

ES MUY IMPORTANTE. Puede, cierto, que también en esa faceta, sí, también en esa, Pep Guardiola dejase el listón muy alto, altísimo. Siempre se ha dicho, con razón, que el auténtico portavoz, el auténtico comunicador, el verdadero representante, imagen, cara y casi voz del Barça es su entrenador. Entre otras razones porque es quien más conferencias de prensa ofrece, quien más horas, preguntas y respuestas comparte con los medios de comunicación. Y, sí, puede que eluda aquello que no es futbolístico, deportivo, pero siempre es el máximo representante del club.

En ese sentido, da la sensación de que Luis Enrique también va quemando etapas y, a medida que pasan las semanas, las jornadas (cierto, se está ganando y eso es vital para cualquier actividad en el seno del Barça), el ‘míster’ azulgrana se siente más cómodo, más suelto. Pronto, muy pronto, utilizará aquella picardía que tan bien y hábilmente le funcionaba a Guardiola cuando se dirigía a muchos de los presentes en la sala de prensa por su nombre de pila. O citaba a cualquiera de nosotros en la respuesta a otro colega. Esa complicidad convertía la conferencia de prensa en un acto realmente maravilloso y, sin duda, beneficioso para el ‘míster’, el club, el equipo y el planteamiento del partido o el juicio a la situación.

La charla de ayer con Lucho fue, en ese sentido, muy divertida. No solo mantuvo, como es su deseo más que su obligación, los pies en el suelo (“no somos tan buenos como parecemos ahora ni, cuando perdamos, seremos tan malos”), no solo dijo que el elogio de Xavi le parece normal “porque es amigo mío”, no solo predijo que vendrán tiempos peores, sino que pronunció, dijo, una de las frases que más le gustan y, al parecer, ha sido santo y seña de su carrera, tal vez más como técnico que como jugador: “Los elogios debilitan”. Y eso, tratándose del Barça, viniendo de la herencia del ‘Dream Team’, tiene mucho valor.

Y, cómo no, en medio de tan buen rollo, Luis Enrique contó dónde radica su serenidad: “En casa, en mi mujer, que es quien me pone en mi sitio cuando me ve crecidito”. Esperemos que esa plantilla esté llena de chicas así.