SOBRE EL TERRENO

Luis Enrique, de bien nacido es ser agradecido

Andoni Zubizarreta y Luis Enrique Martínez en la Ciutat Esportiva del Barça

Andoni Zubizarreta y Luis Enrique Martínez en la Ciutat Esportiva del Barça, en una imagen de archivo / sport

Emilio Pérez de Rozas

Se sabe, se siente, un llanero solitario. Es la vida del entrenador, el primero que llega y el primero que se va. De ahí que su fuerza resida en los resultados (y, a veces, ni eso; han despedido a técnicos siendo líderes porque el equipo no jugaba bonito), en el hermetismo de su equipo de ayudantes, en la disciplina de su día a día y en defenderse cómo pueda, pues cuando sus chicos salen en su defensa es que han oído ruido de sables.

Luis Enrique vino al Barça porque lo trajo Andoni Zubizarreta. De ahí que, cuando Josep Maria Bartomeu despidió al Director de Fútbol aún no se sabe por qué, perdón, sí, “por pérdida de confianza”, la que le otorgó para que reconstruyera una plantilla capaz de entrar en abril con la posibilidad, enorme, de conquistar el triplete, el técnico asturiano sintiese que la directiva le empujaba hacia el precipicio.”El despido de Zubizarreta me debilita”, dijo lacónicamente Luis Enrique.

Y ya no dijo más. Hasta el domingo. Y no porque no quisiera, sino porque está convencido de que posicionarse a favor de su amigo podría significar un empujoncito más. Pero, repito, el domingo, tras el 2-1, el liderato en solitario y la demostración de que la remodelación de la plantilla es un éxito (pese a Douglas y Vermaelen), Luis Enrique aprovechó una pregunta sobre lo que el periodista interpretó como “dos peticiones suyas” (la llegada de Mathieu y Suárez), para recordar que “mía…y de la anterior cúpula deportiva, liderada por Zubizarreta y donde estaban también Albert Valentí y Narcís Julià; todo lo que hicimos, lo hicimos de común acuerdo”. Incluso con el presidente actual, sí, que los despidió a los tres, repito, por falta de confianza.

Ni que decir tiene que, como siempre, Luis Enrique solo quiere compartir los éxitos a nivel global, de equipo, de vestuario, de club, de Barça. Por eso descartó que esos fichajes fuesen suyos, de nadie. “Da igual quién los fichó -insistió 'Lucho' el domingo con enorme serenidad y sinceridad- son del Barça y la satisfacción de tenerlos ha de ser compartida por todos”.

De bien nacido es ser agradecido.