'Ibra' y Cristiano marcan 'paquete'

Hay que ser muy tonto o tener un ego tan grande, tan desmesuradamente grande, como para desear una estatura del tamaño de la que le ha dedicado Madeira a Cristiano Ronaldo. O desear tener (o mostrar) el paquete que muestra la susodicha escultura.

Puede que Pep Guardiola fuese el primero en descubrir que Zlatan Ibrahimovic, al margen de ser, sí, un extraordinario futbolista, un virtuoso y sabio del balón, un goleador prodigioso en toda su extensión, es decir, en filigranas, quiebros, remates, equilibrio y fantasía, es bobo, bobo, bobo.

Porque uno, como CR7, puede desear una estatua así e, incluso, cuando le muestra el proyecto, el primer boceto, estar de acuerdo a mostrar semejante paquete, lo posea o no. Pero nunca se puede ser tan bobo, tan tonto, como ha demostrado serlo ‘Ibra’, que ha puesto el grito en el cielo porque sus compatriotas de adopción no lo consideran el mejor deportista sueco de la historia. Porque no lo es.

Es más, Ibrahimovic ha hecho algo mucho más grave, más tonto, más bobo, que indignarse. Ha dicho: “En esa clasificación, yo debería ocupar el número 1, 2, 3, 4 y 5, con el debido respeto por los demás”. No, bobo, tú no respetas a nadie.

Pero es que, además, de chulo y egocentrista, no eres justo, no tienes memoria, no tienes ni idea de quién es, no para los suecos, sino para todo el mundo, el más grande deportista sueco de toda la historia. Bjorn Borg marcó su tiempo, con su contundente juego, físico y técnico, y su acumulación de trofeos (seis Roland Garros y cinco Wimbledon, en tres fechas -1978, 79 y 80-con doblete incluido) y llegó a amargarle la vida a sus adversarios hasta oír, de boca del mítico rumano Illie Nastase, la frase de “a Borg deberían de mandarlo a otro planeta, pues nosotros jugamos a tenis, mientras que Bjorn juega a otra cosa”. Hay que ser muy grande para provocar un comentario así.

Hay que ser bobo, ‘Ibra’, para enfadarse por eso. Solo te falta que te levanten la misma estatua que a CR7. Te la mereces. Por paquete.