SOBRE EL TERRENO

A esos que escriben que Isco ya es el nuevo Iniesta

El centrocampista del Real Madrid Isco

El centrocampista del Real Madrid Isco / sport

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

Yo creo que él, fuera del campo, no lo pasa bien. Quiero decir que la soltura, la comodidad, el desparpajo, la agilidad, la virtud, el equilibrismo, la filigrana que demuestra sobre el césped se convierte en agarrotamiento, vergüenza ajena e incomodidad cuando se viste de calle, cuando deja de ser el futbolista que es, una estrella, un prodigio.

Yo estoy convencido y algo le he oído decir (“no pega hablar tanto de mí”, comentó al abandonar Elche) que el bueno de Isco se encuentra incómodo ante tanto elogio y, sobre todo, con esa comparación dañina que Madrid, el todo Madrid periodístico, utiliza sin desmayo para convertirle en arma arrojadiza, no solo contra el Barça, sino contra el más virtuoso de todos, don Andrés Iniesta.

Es evidente que ni usted ni yo, ni ningun aficionado al fútbol, diremos que Isco no empieza ya a levitar sobre el césped, a ser un futbolista de referencia con el Real Madrid y la fuente de inspiración de casi todo lo bueno que hace el conjunto de Carlo Ancelotti.

Ahora bien, y no porque don Andrés sea para mí alguien intocable, que aún sigue en las alturas, entre nubes (que también, sí, también), sino porque me parece de justicia deportiva sería bueno que esa envenenada comparación madrileña que pretende decir que Isco ya es Iniesta se quede, de momento, en que Isco empieza a tener trazos de acabar siendo, tal vez, el Iniesta del futuro.

Lo digo porque Iniesta sigue ahí. Iniesta, y no Isco, es aún quien puede ganar la Champions, la Liga y la Copa. Iniesta, y no Isco, es quien lideró, convirtió, orquestó, con muchos otros ¡vaya que sí!, ¡con muchos más ‘monstruos’! esa ‘Roja’ que metió miedo y acaparó títulos continentales y mundiales.

Así que, por favor, chicos, colegas, midamos las palabras, valoremos las comparaciones, mantengamos los pies en el suelo y, cuando el Madrid de Isco y la España de Isco alcance los títulos del Barça de donde Andrés y la España del señor Iniesta, digamos que ese chico parece hijo de Fuentealbilla. Mientras, digamos que está construido con la pasta que se fabrican los sueños. No más.