SOBRE EL TERRENO

El día que Alves decidió contar toda la verdad

Dani Alves habló alto y claro

Dani Alves habló alto y claro / sport

Emilio Pérez de Rozas

Iba a escribir de Dani Alves pero, de pronto, me enteré de que Mireia Belmonte buscaba un acto único, tres medallas en un día. Iba a comentar que me gustó el desparpajo del lateral brasileño, que siempre da la cara y que, con razón, claro, no podía decir otra cosa el muchacho, acabó reconociendo (¡¡¡por fin!!! alguien habla a la cara y dice la verdad) que los que la pifiaron (por utilizar, ya saben, una palabra suave) fueron ellos, los futbolistas.

Estaba yo pensando en el coraje de Alves que se atrevió a mucho, a tanto, incluso a salvar al Tata Martino, cuando Belmonte ganó su primera medalla del día con una gran carrera. Y soñé, de momento, solo soñé, que Alves, como tantos otros ahí dentro, igual le han visto las orejas al lobo y han decidido tomarse en serio esta temporada.

Pensaba yo en todo eso cuando el gracioso lateral, que utilizó un montón de tacos para expresarse (dicen que es lo primero que aprenden los extranjeros cuando llegan a Barcelona) contó que le importa un soberano bledo que la gente le siga por las redes sociales cuando hace tantas y tantas tonterías. Mejor, eso quiere decir que este año se ejercitará como toca (“soy el que más trabaja ahí dentro”, se atrevió a decir) y que centrará algún balón bien. Solo uno. O dos.

Meditaba yo sobre esa posibilidad, cada vez más remota aunque dicen, aseguran, que el cuadro técnico está encantado con la entrega de Alves en esta pretemporada, cuando Belmonte, totalmente agotada, acabó última en la segunda tentativa de medalla. Y fue entonces cuando pensé que lo importante no es lo que logras, sino lo que intentas. Y entonces fue cuando escuché decir a Alves que no se merecían ganar la Liga. Y pensé en el gol anulado a Messi ante el Atlético. Y pensé que no se la merecían, pero que hubiésemos salido a Caneletes todos juntos, Alves con smoking y playeras.

Y, cuando Belmonte, más agotada aún, tampoco obtuvo medalla en el relevo, pensé en esa maravillosa húngara que, cierto, con algo de descanso, pero no mucho, logró en esa misma tarde dos oros, dos, y un bronce. Brutal. ¡Que la fichen de lateral! Por cierto, se llama Katinka Hosszu. Mira, Ladislao Kubala lo era. Ven.