Sobre el terreno

Cuando Messi descartó jugar con La Roja

Casi siempre he hecho oídos sordos a todos los que me han contado historias de la tiranía de Messi

Emilio Pérez de Rozas

PIENSO EN ALFREDO DI STÉFANO. Y en su amigo Ferenc Puskas. Y en el meta Lev Yashin. Y en el virtuoso Zico. Y en el milimétrico Michel Plantini. Y en goleadores de toda índole como Hristo Stoichkov, Gary Lineker, Teófilo Cubillas, Eusebio, Francesco Totti, Gabriel Batistuta, Zlatan Ibrahimovich o George Best. Pienso en dioses del futbol como Ryan Giggs. Y, sobre todo, pienso en uno de los más grandes futbolistas que ha parido la Tierra, Johan Cruyff.

Y los veo sin Copa del Mundo. Y los veo admirando al mundo. Dejando boquiabiertos a niños, jóvenes, adultos y abuelos cuando visionan sus vídeos, el No-Do, películas e imágenes de cómo jugaban al fútbol y cómo, por imperativos de la vida, del deporte, de ellos mismos, o sus países, o sus selecciones, nunca ganaron el trofeo Jules Rimet, cierto, el galardón que ha de coronar a todo aquel que quiera ser ‘O Rei’ Pelé, 

Diego Armando Maradona o Franz Beckenbauer.

No seré yo quien defienda a Leo Messi. No lo conozco. No tengo el gusto. Casi siempre he hecho oídos sordos a todos los que me han contado historias de su tiranía y manera de actuar en el seno del vestuario. Ni soy quién para juzgarlo en esa faceta de mandamás, ni tengo información, cierta, de que eso sea así. Lo que quiero decir es que el Messi futbolista ha dado todo lo que tenía para hacer campeona a Argentina. Es más, yo creo que se ha comportado y jugado solo para que Argentina sea campeona, no para lucir él. Cierto, con el año que llevaba, no estaba para lucirse, pero, terminada la Copa del Mundo, no veo a nadie, a nivel individual (pienso en Cristiano Ronaldo, en Robben, en el novedoso James, en Alexis….) que haya llegado más lejos. Ni siquiera los alemanes tienen un tipo así. Son un equipo, tanto que su salvador fue un suplente, miren. 

Ese Messi, al que ayer defendió el ‘Jefecito’ Javier Mascherano (“cambiamos de táctica y lo dejamos solo”), pudo ser más grande que Maradona y rechazó esa posibilidad por vestir la camiseta albiceleste. Pudo ser español, pudo jugar con La Roja y, de haber aceptado, ahora estaría en el cenáculo de los dioses, con más cetros (y puede que Mundiales) que nadie, habiendo superado a Maradona.