SOBRE EL TERRENO

El Barça persigue la Liga que el Madrid despreció

Emilio Pérez de Rozas

EL RUIDO, el escándalo, las críticas, los ataques que sufrió el Real Madrid cuando perdió, o casi, el tren de la Liga en Valladolid no se produjo por el empate, por lo que muchos consideraban una derrota, por descolgarse del campeonato, ni siquiera por la manera en que empataron. Llegaron porque el Madrid, de pronto, perdió aquello que todos, todos, consideran que es su santo y seña: estuviese como estuviese, fuese el campeonato que fuese, tuviese unos u otros adversarios, el Real Madrid jamás lanzaba la toalla, jamás dejada de pelear, jamás perdía la fe en coger al de delante, a los que le sacaban varios cuerpos de ventaja e intentar remontar, casi siempre con más coraje que fútbol, pero nunca dejaba de luchar. Ese Madrid no existió en Valladolid. De ahí las críticas, los comentarios durísimos, hacia el 80% de los jugadores que jugaron en Valladolid.

Lo malo de las declaraciones que hizo Xavi (“borrón y cuenta nueva”) o el Tata Martino cuando les empató el Getafe (“no creo merecer una segunda oportunidad”), no son las palabras, no fue traducir en vocablos su desazón, fue que, una vez más, el Barça demostraba carecer de ese espíritu, que muchas veces se verbaliza (“mientras hay vida hay esperanza”, “pelearemos hasta que matemáticamente no sea posible”, “somos el Barça, no podemos bajar los brazos”…), pero que no siempre se lleva a la práctica hasta el último minuto del último partido en el que es posible el milagro o la remontada.

Claro que Xavi, sus compañeros y Martino pidieron ayer disculpas por dudar. Y claro que la gente les perdona. Pero dudaron. No demostraron poseer, al menos este año, en su interior, esas ansias de no bajar los brazos nunca. Si el club hace ya tiempo que ha empezado a tomar decisiones, a prepararlas, a tenerlas a punto para el día después, es porque no es tan importante que se gane o se pierda la Liga como aquello que se intuía y ahora se sabe, se ha detectado y se quiere solucionar.

Si la conquista de la Liga, como dijo ayer el Tata, no cambiará su decisión, su forma de pensar; tampoco cambiará la de Josep Maria Bartomeu y Andoni Zubizarreta. Creo. Porque quieren un futuro mejor. Y si son campeones, mejor que mejor.