sOBRE EL TERRENo

El Barça falla en Europa e intenta campeonar en casa

Luis Suárez, rumbo al Pichichi y la Bota de Oro 2015/2016

Luis Suárez, rumbo al Pichichi y la Bota de Oro 2015/2016 / sport

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

Ya nadie lo plantea, es más, ha dejado de ser motivo de comentario asambleario, pues hubo un tiempo en que era uno de los temas predilectos de los culés más acérrimos, de aquellos que se sabían dueños del club (lo siguen siendo, pero ahora da la sensación de que manda el sponsor y, por supuesto, el paquete de derechos de televisión), que solían darle vueltas al hecho de que si la entidad se denominaba Fútbol Club Barcelona, por qué tenía que tener millonarias secciones de baloncesto, balonmano, hockey sobre patines y, ahora, fútbol femenino y fútbol sala.

En tiempos pasados, muy pasados, cuando acudías a la veraniega asamblea de compromisarios, casi siempre encontrabas corrillos de socios a los que les encantaba hacer cuentas del crack que podían fichar o pagar con el dinero del baloncesto. Era, desde luego, una especie de cuento de la lechera, que nunca, jamás, tenía su versión pública, es decir, jamás aparecía en ruegos y preguntas.

UN CLUB ÚNICO. No se dudaba. El Barça era (es), para muchos socios y compromisarios, ‘més que un club’, no solo por lo que es y representa, sino porque compite en multitud de deportes, cosa que no hace ninguna otra entidad, por grande que sea. No existe otro club en el mundo, no. Como tampoco un país como Catalunya que tenga un Gran Premio de motos, de F-1 y un rally del Mundial. Tampoco.

Y es verdad que esa grandeza ha convertido al Barça en una entidad única, ignoro si envidiada en todo el mundo pero, desde luego, muy, muy admirada, pues compite al más alto nivel en todos los deportes en los que tiene representación europea. De ahí que duela, como acaba de ocurrir, que en el mes que empiezan a dilucidarse quienes son los mejores del Viejo Continente en fútbol, basket y balonmano, el Barça no esté en las tres grandes finales.   No suele coincidir, no, pero es deporte y, a veces, sucede. No siempre se gana. O, incluso, puedes ganar en tu país (de hecho, tal vez ocurra, sí) y ser eliminado en Europa. Es deporte. Sirve para saber lo muchísimo que cuesta ganar los títulos grandes y, a veces, para reflexionar y cambiar lo que ha fallado. Sí, las derrotas también sirven para eso.