LA ÚLTIMA

El ataque de riñón de Pepe

Emilio Pérez de Rozas

Puede que no toque pero, lo siento, no puedo resistirme. Cierto, pura demagogia. Estupendo, como ellos. Estamos empatados. Cuando Pep Guardiola habla de “es imposible, no hay nada que hacer, siempre estaremos en inferioridad ante el volumen de sus altavoces” se refieren, precisamente, a eso. A que, puestos a protestar por los arbitrajes, entrenadores que protagonizan encerronas en los parkings, jugadores que pisan, declaraciones insultantes de portavoces externos o sospechas de manipulación de lesiones para engañar al rival, siempre ganan ellos, siempre. Y no solo porque estén en el centro con todo el poder, porque sus medios sean estatales. No, no, simplemente porque saben hacerlo, cómo, cuando y de la manera que toca. Su eco es mundial.

A la intención de equiparar, igualar, no ya comparar, las tenues quejas de Sandro Rosell con el matonismo de 'Special One' a lo largo del último año y medio, se ha añadido, en los últimos días, la capacidad, la admirable capacidad, de considerar vergonzosa, injusta, desequilibrante, inaudita, la mano de Pinto fuera del área (clara expulsión) en la ida de la Copa del Rey (1-1) y olvidarse, silenciar, anular, no hablar, ni escribir, ni mostrar imágenes del escandaloso penalti de Pepe en Getafe (seguido de un ataque de riñón, que, incluso, escandalizó a Casillas), que hubiese podido significar el 1-1 para los vecinos madrileños.

Dado el escándalo de Mestalla, ayer reparé en la jugada de Getafe. Y lo hice, he de confesarlo, por pura curiosidad. Creo haberlo oído casi todo, leído todo y, peor aún, visto todos los resúmenes, telediarios incluidos. Y, la verdad, nada comparable al robo copero de Mestalla. En una emisora dijeron que el Getafe no había chutado ni una sola vez a Casillas y un 'tuitero' les rectificó con enorme gracia: “Habéis dicho que no dispararon a puerta y, sí, sí, han disparado, lo que ocurre es que la paró Pepe”.

Eso fue lo más significativo de la noche y del día de ayer, cuando ni un solo destacado habló de la mano de Pepe y los resúmenes televisivos se sucedieron como si, de existir, la mano de Pepe hubiese sido relevante. Es decir, como si el Madrid hubiera ganado 0-4. No quiero ni pensar, o sí, el volumen de esos “poderosos altavoces”, como los define Guardiola, si el Getafe-Madrid (0-1) concluye con empate a cero y la mano es de Cata Diaz en el minuto 80 de partido. Todos ellos saben (y muchos de esos altavoces lo reconocen) que el comportamiento del Barça en ese terreno, en el campo arbitral, ha sido impecable desde que está Guardiola en su banquillo. Y saben (y solo algunos lo han hecho patente) que las marrullerías de 'Mou' (con permiso de Florentino Pérez) han dominado el ambiente. Ahora, siete puntos por delante, se ríen de Janeiro.