BOXEO

Roberto Santos ganó la batalla en una noche épica

Más de 3.000 espectadores asistieron a la victoria del alicantino ante Javi García Roche con los excampeones mundiales Kiko Martínez y Gabriel Campillo también como protagonistas

Barcelona vivió una gran velada de boxeo

Barcelona vivió una gran velada de boxeo / sport

David Rubio

Barcelona vibró con el boxeo en un ambiente sensacional que recordó a los gloriosos tiempos pasados. El Palau Olímpic de la Vall d’Hebron se quedó pequeño y más de 3.000 espectadores disfrutaron con la presencia de los dos últimos campeones mundiales del boxeo español (Kiko Martínez y Gabriel Campillo) y con la velada más esperada de los últimos años, un Javi García Roche-Roberto Santos en el que el ‘Rey Chatarrero’ no pudo hacer nada para frenar el talento del ‘Tigre de Benidorm’. De hecho, no se vivía una expectación como la del viernes por la noche desde que el lleno a rebosar del Palau Blaugrana para ver el duelo entre Javier Castillejo-Xavi Moya el 11 de enero de 2002 o como el día del histórico Xavi-Moya-Amadeo Peña en la  Vall d’Hebron el 12 de mayo de 2000.

Fue la mejor demostración de que la afición sigue estando ahí y ahora es la televisión la que tiene que dar un paso adelante que el boxeo lleva años reclamando. De lo contrario, se seguirá arrinconando y olvidando a miles de aficionados, que ven como otros deportes con mucho menor seguimiento siguen gozando de protagonismo televisivo pese a gozar de audiencias mínimas.

Pero dejémonos de reivindicaciones y hablemos de boxeo, que hay mucho que explicar. Después de semanas de un magistral ‘pique’ a través de las redes sociales en un excelente ejercicio de marketing, en la pelea de fondo se vieron las caras Javier García Roche y Roberto Santos en un duelo de dos estilos totalmente contrapuesto entre el talento del alicantino y el empuje y la valentía del barcelonés. Sin embargo, desde el primer asalto se vio cómo el ‘Tigre de Benidorm’ controlaba la situación a la perfección y el ‘Rey Chatarrero’ no conseguía penetrar en la guardia de su oponente, que se  mantenía agazapado para conectar potentes golpes que, eso sí, no mitigaban el empuje del púgil más mediático de la última década en Catalunya. 

Santos se exhibió en el segundo round y volvió a demostrar que está a la altura de los mejores superwelters europeos, pero Roche seguía yendo hacia adelante y hasta sonreía cada vez que recibía un golpe. Su empuje y su ilusión equilibraron la contienda en los dos  siguientes rounds y, aunque los mejores golpes siguieron siendo de Santos, posiblemente el catalán se anotó el tercero y el cuarto. Fue un espejismo, ya que Roberto Santos volvió a subir el pistón en el quinto y propinó un enorme castigo a Roche en apenas medio minutos que destrozó el rostro del catalán con dos profundos cortes de los que emanaba sendas cataratas de sangre. De manera acertada y siguiendo los consejos del médico, Roche abandonó y Santos logró una victoria sin paliativos. Tras el combate, los dos boxeadores dieron una nueva lección de valores y se sumieron en un largo abrazo ante el delirio de los espectadores. El púgil local perdió, pero el que ejerció de visitante se ganó el respeto y la admiración general en el ring… y fuera.

Fue un broche de oro genial a una velada llena de emociones fuertes. El admirado Kiko Martínez fue recibido en loor de multitudes, tanto que incluso se mostró sorprendido. Su rival fue el georgiano George Gachechiladze, un púgil con más de 30 peleas que no tuvo ninguna opción ante el vendaval de Torellano en su reaparición tras ceder en Belfast el título mundial de la IBF ante más de 20.000 espectadores frente al genial Carl Frampton. Lejos de confianzas, Kiko Martínez salió literalmente a por su rival, que trató de frenarlo bajando mucho la cabeza y tratando de pelear en la distancia más corta posible. Sin embargo, era un duelo muy desigual y el mejor boxeador español de los últimos tiempos tan solo necesitó dos asaltos para provocar un KO técnico después de conectar varias combinaciones que penetraron como un cuchillo en la guardia de mantequilla del georgiano. “No me esperaba el cariño que me ha dado la afición en Barcelona desde que llegué. En 2015 voy a recuperar el título mundial”, dijo el de Torellano sobre el ring visiblemente emocionado ante una afición entregada.

El que protagonizó una sensacional exhibición fue Gabriel Campillo, otro excampeón mundial que ha escalado hasta la segunda posición del ranking mundial de la IBF gracias a su victoria frente al ‘coco’ Thomas Williams Jr. en Estados Unidos. Al madrileño se le vio estelar, rebosante de confianza, muy bien preparado físicamente y mostró un nivel estelar ante el croata Mirzet Bajrektarevic, excampeón de su país y con solo dos derrotas en 12 peleas. Superior desde el inicio, Campillo empezó a gustarse en el tercer asalto, en el que ofreció varias combinaciones letales y regaló sus habituales esquivas propias de los pesos bajos y no de un semipesado como él. El madrileño siguió yendo a más y cada asalto suponía un castigo mayor para el exyugoslavo gracias a la pegada y a la precisión de su rival. Bajrektarevic tuvo que tirar el protector para evitar el KO en el sexto asalto y en el séptimo ‘Chico Guapo’ ganó por KO técnico. “Nunca perdí la confianza en mis posibilidades y espero que en 2015 vuelva a tener la oportunidad de luchar por el título mundial. Y muchas gracias a la afición de Barcelona por su apoyo y por su cariño”, explicó Gabriel Campillo.

Otra de las peleas más esperadas era el duelo entre Juli Giner y Ryan Peleguer. El primero demostró por qué le llaman ‘The Rock’ y el segundo hizo honor a su apelativo de ‘La Roca’. El catalán  reaparecía después de su controvertida derrota frente a Ruddy Encarnación con el título pluma de la Unión  Europea en juego y ofreció un excelente nivel. El madrileño, un púgil con muchas derrotas que jamás ha dicho ‘no’ ante el rival que se tratase, planteó la pelea sin complejos y mantuvo el tipo pese al enorme castigo que recibió a medida que pasaban los asaltos. Rápido, fuerte, ágil y preciso, Juli Giner rozó en KO en el cuarto asalto y finalmente se impuso por  KO técnico en el sexto. Es la primera vez que ‘La Roca’ pierde antes del límite. “Yo voy a seguir trabajando como hasta ahora. Y en 2015 espero estar ahí otra vez luchando por los títulos”, aseguró un Juli Giner que seguirá en el peso superpluma, donde se siente más cómodo y más fuerte.

Por su parte, Sandor Martín logró su sexta victoria de un año muy positivo pese a la larga serie de problemas que ha tenido que afrontar. Desde su derrota también en la Vall d’Heron ante el galo Lepelley el 14 de diciembre de 2014, ‘Arrrasandor’ cierra el curso con un título español y un cinturón mundial junior superligero en su haber. El barcelonés ha recuperado la ilusión y el viernes se mostró muy superior a un buen rival como el francés Renald Garrido, que llegaba tras enlazar tres triunfos y un nulo. El galo accedió al ring con una máscara de león para hacer gala de su apelativo (‘Le Lion’), pero sus instintos felinos claudicaron ante la calidad y el talento de Sandor Martín, que salió muy motivado y ofreció cuatro excelentes primeros asaltos. Con su habitual boxeo de esquivas, juego de piernas y combinaciones, desarboló a un Garrido que reaccionó entre el quinto y el séptimo y empezó a sacar manos. Sin embargo, Sandor volvió a poner las cosas en su sitio en el octavo y ganó con claridad a los puntos (80-74, 79-74 y 79-74).

También rindió a muy buen nivel Sergio Blanco. El ‘Maestrito’, que había reaparecido en octubre en La Farga tras cuatro años y medio de inactividad (su rival solo le duró medio asalto) se enfrentó esta vez a un rival bastante mejor en todos los sentidos, el letón Janis Puksins. El de L’Hospitalet realizó un trabajo muy completo y desarboló al letón a base de combinaciones, ritmo y su conocida calidad técnica para imponerse a los puntos después de anotarse cinco de los seis asaltos y de obligar a su rival a poner la rodilla en la lona en el quinto (60-54, 60-54 y 60-53). El primer combate de la velada supuso el esperado regreso de Toni Delgado después de casi dos años de ausencia motivados, sobre todo, por las lesiones. Con solo cuatro peleas profesionales en su haber, el ‘Monito’ se enfrentó a un duro y experimentado rival, el nicaragüense Michael Isaac Carnero, con casi 50 peleas disputadas. El catalán salió dispuesto a comerse el mundo y ello motivó que la pelea fuera una lucha descarnada, ya que el centroamericano es de los que no rehúyen la batalla. Pese a ceder el cuarto round, Toni Delgado ganó por decisión unánime a los puntos (los tres jueces coincidieron en 39-38).

El espectáculo fue total en una nueva demostración de que el boxeo sigue en pleno auge y de que a la afición, incluso más que los títulos, lo que le gustan son las peleas entre boxeadores españoles. Además, la presencia de Kiko Martínez y de Gabriel Campillo dio lustre a una noche mágica. ¿Cuándo despertarán las televisiones? Con veladas así, no les quedará más remedio que unirse a la corriente… o el agua del boxeo se las llevará por delante.