Copa del Rey 1922

Tángana y manita en la quinta Copa del Barça

El 14 de mayo de 1922, el Barça añadía la quinta Copa del Rey a sus vitrinas. Con Jack Greenwell al frente, Vigo vio coronarse al equipo blaugrana en una final movida

1922

1922 / sport

Lluís Payarols

La final de la Copa del Rey Alfonso XIII de 1922 no dejó indiferente a nadie ni antes, ni durante ni después de ella. Antes, porque hubo polémica hasta en la elección del árbitro de la contienda. Durante, porque una bronca originada por una entrada de Martínez Surroca a Patricio motivó la suspensión de la final durante 15 minutos. Y después, porque en la cena de celebración en Vigo hubo más que palabras entre irundarras y barcelonistas. Pero aquella Copa viajó a Barcelona.

Ocho equipos participaron en la vigésima edición de la Copa de España, la competición más importante de aquella época teniendo en cuenta que la Liga no arrancó hasta 1929. El FC Barcelona accedió al torneo como campeón de Catalunya y se deshizo de Sevilla Sporting en cuartos de final y semifinales, respectivamente. En ambos casos, jugando el partido de vuelta en la Ciudad Condal. Por su parte, el histórico Real Unión de Irún dejó en el camino al Fortuna de Vigo y al Real Madrid, con partido de desempate incluido en esta última eliminatoria.

Y llegó el 14 de mayo de 1922. En las horas previas a la final, las crónicas recogían el malestar del conjunto vasco por la elección como 'referee' del señor Bertran de Lis, adscrito al Comité Centro. Tal es así que finalmente el juez de la contienda fue un árbitro francés, Balvay. 12.000 personas abarrotaron el estadio de Coya, en Vigo, para ver un partido que el Barça dominó de principio a fin, con Ricardo Zamora en la portería y figuras de la época como Samitier o Alcántara. En las filas irundarras, otros grandes como Román Emery -tío-abuelo del actual entrenador del Sevilla-, René Petit o Patricio Arabolaza.

Torralba puso por delante al conjunto blaugrana, aunque Patricio igualó el partido a la media hora. Antes del descanso -las crónicas no recogen los minutos exactos-, Samitier aprovechó una 'melée' en el área irundarra y Paulino Alcántara, recogiendo un balón servido por Zamora en el centro del campo, ampliaron la cuenta del Barça hasta el 3-1.

La segunda mitad fue vibrante. La tenisón iba en aumento hasta que llegaron los úlimos minutos. El defensa barcelonista Salvador Martínez Surroca trabó a Patricio Arabolaza en un lance del juego y el jugador irundarra replicó con violencia. Se inició ahí un intercambio de golpes más propio de un 'ring' que de un campo de fútbol que obligó al bueno de M. Balway a suspender el partido durante quince minutos. "Muchas señoras, temerosas de incidentes desagradables, abandonan el campo", relata el cronista del diario ABC.

Los futbolistas del Real Unión exigían la expulsión de Martínez Surroca -en aquella época aún no existían las tarjetas- pero no se produjo. Y tras la pausa, el FC Barcelona redondeó su victoria con los goles de Gracia y de Alcántara, bigoleador en aquella accidentada final que tuvo 'postre'. Y es que la expedición del Real Unión se negó a compartir mesa y mantel con los barcelonistas en un banquete de homenaje celebrado la misma noche en el Hotel Continental vigués. Al final del ágape, "la Policía y la Guardia Municipal" tuvieron que intervenir para separar a los protagonistas, que debatieron con palabras y puñetazos.

Por lo tanto, puede afirmarse con vehemencia que aquella final fue muy luchada. Pero la Copa viajó a Barcelona.