Era empleado municipal en Frejus hace apenas 5 años

Rami, un exjardinero para frenar a Messi

La historia de Rami, el central francés del Valencia, es una sucesión de imágenes a toda velocidad

Javier Giraldo

Hace unos cinco años trabajaba como empleado del Ayuntamiento de Frejus, en la Costa Azul, donde se levantaba a las cuatro de la madrugada para encargarse del mantenimiento y el cuidado de los jardines del pueblo. Hoy es la referencia de la defensa del Valencia, el heredero de Ayala según las previsiones más optimistas, el futbolista más utilizado por Unai Emery, un central potente en el juego aéreo, capaz de sentar en el banquillo a Ricardo Costa, corpulento y con una jerarquía impropia de su currículum porque no deja de ser un recién llegado a la Liga. Nacido en Córcega hace 25 años, de ascendencia marroquí, y llegó al profesionalismo por casualidad. Cuando se empleó como jardinero, ayudado por su madre, funcionaria, dedicaba las tardes a jugar como medio centro en el Frejus, que competía en el Championnat de France Amateur, una categoría similar a la Tercera española. La lesión de un tal Coulon le obligó a retrasar su posición y jugar como central. Entonces le llegó la oportunidad de probar con las categorías inferiores del Lille. No la desaprovechó. A partir de entonces, todo en su carrera ha sido vertiginoso: ascenso al primer equipo del Lille, debut con Francia, fichaje por el Valencia (6 millones de euros y 25 de cláusula, con contrato hasta 2015) y éxito en la Ligue 1 antes de incorporarse al club `che¿.

Mientras, Rami tuvo tiempo de convertirse en uno de los futbolistas más mediáticos de Francia, aunque por razones que poco tienen que ver con el fútbol: durante dos temporadas seguidas fue nombrado `futbolista más sexy de Francia¿ según los votos femeninos. Bautizado como `El Coloso¿, ha sabido ganarse a compañeros, entrenador y afición. Es un tipo afable y extrovertido, que ya ha aprendido español (su hermana es profesora), sin problemas para pasarse media hora firmando autógrafos y capaz de conectar con la grada con una química especial con declaraciones a la vieja usanza, como el día que pidió echarle “mucha cabeza y muchos huevos” para ganar al Chelsea.