NO SUPO SALIR DE LA ESPIRAL DE DESÁNIMO DE LOS ÚLTIMOS PARTIDOS

Leo Messi fue una sombra de sí mismo

Leo Messi, en su faceta más apática, no fue el jugador decisivo de las grandes noches

Esther Blasco

Leo Messi se dejó llevar por la tendencia de los últimos partidos en los que el Barça había mostrado unos graves y alarmantes problemas a la hora de encontrar portería. El argentino fue una sombra de sí mismo durante todo el partido. Frente al Madrid fue su tercer partido consecutivo sin ver portería. Curiosamente, los tres partidos en los que no ha marcado acabaron condenando al Barça en Champions, Liga y Copa.

Sin inventos tácticos de Martino en esta ocasión (en el Calderón lo desplazó a la banda y lo justificó diciendo que “no nos interesaba que Messi tuviera mucha participación”) Leo volvió al centro del ataque. Sin embargo, a pesar de situarse en la zona en la que es capaz de generar más peligro, el ‘10’ mostró su faceta más apática. Ni corrió para asociarse con el mediocampo, ni se ofreció cuando Iniesta o Alba lograron alcanzar el área del Real Madrid.

La participación del rosarino durante gran parte del encuentro fue prácticamente testimonial. Hasta el minuto 21 no tocó su primer balón, mientras que zanjó su actuación en la primera parte con un solo chut a portería (41’) que salió desviado a la izquierda de la meta de Iker Casillas y se acabó convirtiendo en la acción más clara del conjunto azulgrana en la primera mitad.

Hasta ahora, el Real Madrid había sido una víctima propicia para la pólvora del ‘10’ del Barça, quien sumaba un balance de 21 goles ante el conjunto blanco. Pero en esta ocasión, Messi no supo cambiar el chip ni salir de la espiral de desánimo que había afectado al conjunto catalán desde la eliminación en la Champions.

El equipo había echado de menos a Leo Messi en los dos últimos partidos, frente al Atlético, cuando el Barça acabó eliminado de la Champions, y Granada, ante el que los azulgranas dijeron prácticamente adiós a la Liga. En la final de Copa, el equipo volvió a echar en falta la versión más eléctrica del argentino, que lo ha llevado a ganar cuatro Balones de Oro, y de la que se ha mostrado tan lejano en sus últimas actuaciones.