FINAL COPA DEL REY 2015/2016: FC BARCELONA - ATHLETIC

Historias de la Copa (5): 1988. Un título que salvó una temporada marcada por el "Motín del Hesperia"

Nunca en la historia del Barça se había vivido un año tan polémico. Núñez, firme, fichó a Cruyff y este limpió el vestuario de arriba a abajo

Con la pelota todavía entrando, el capitán Alexanko celebra eufórico el gol

Con la pelota todavía entrando, el capitán Alexanko celebra eufórico el gol / sport

Toni Frieros

La temporada 1987-88 fue, quizás, la más convulsa en toda la historia de la entidad. Terry Venables, el técnico inglés, fue cesado en la quinta jornada. Su timón de mando pasó a manos de Luis Aragonés quien, a mitad de temporada, tuvo que ser ingresado en un hospital al sufrir un ataque de ansiedad. Momentáneamente la responsabilidad del equipo recayó en su segundo, Carles Rexach.

Mientras, el equipo de los Schuster, Lineker, Zubizarreta, Víctor, Carrasco, etcétera, iba como alma en pena por la Liga. A falta de seis jornadas para concluir el campeonato, dominado de principio a fin por el Real Madrid, los azulgrana eran décimos en la clasificación. Acabaron el campeonato… ¡a 23 puntos de los blancos!, cuando la victoria todavía valía dos puntos.

Si deportivamente el transitar del Barça por la Liga fue un desastre, socialmente la entidad vivió uno de los episodios más penosos y surrealistas de todos los tiempos. La tarde del 28 de abril, la totalidad de la plantilla azulgrana a excepción de Schuster, Lineker y López López, acompañada por Luis Aragonés, convocaron a los medios de comunicación en el Hotel Hesperia de Barcelona, en la zona alta de la ciudad.

Su capitán, José Ramón Alexanko, leyó un comunicado de siete puntos. Denunció “la nefasta gestión del presidente y de su junta directiva”. Pedían la dimisión de Josep Lluís Núñez.

Víctor Múñoz, en esa reunión, dijo del presidente que “ni quiere al Barça ni quiere a la afición. Sólo se quiere a sí mismo”. Los futbolistas se sentían “engañados”, como denunció Julio Alberto.

MOTÍN DEL HESPERIA

La razón de ese motín en toda regla fue el cambio de tributación fiscal de los derechos de imagen impuesta por Hacienda, que representaba una pérdida muy importante para los jugadores si el club no se hacia cargo de la diferencia.

En plena guerra civil dentro del club, con la afición dividida y la directiva firme en su posición, llegó el 30 de marzo. Ese día, el FC Barcelona jugaba uno de los partidos más difícil de su longeva existencia. Principalmente, por todo lo que había ocurrido. Y segundo, porque si no le ganaba la final de la Copa del Rey a la Real Sociedad de John Benjamin Toshack, el Barça, por primera vez en su historia, se quedaría sin participar en Europa. Era, por lo tanto, a vida o muerte. Todo o nada.

La previa de la final tuvo una anécdota que en ese momento ‘enervó’ a los medios de comunicación de Barcelona. Por primera vez, un entrenador del Barça hizo un entrenamiento a puerta cerrada. Luis Aragonés, para que nadie lo viera, ensayó la tanda de penaltis. Tarea inútil, porque SPORT consiguió ver ese entreno y explicó a sus lectores todo lo que sucedió.

Mejor clasificado en la Liga, segundo, con un equipo repleto de jóvenes promesas, la Real Sociedad, al final, no pudo con un Barça que hizo valer su veteranía y necesidad imperiosa de ganar.

A los 60 minutos, una falta lateral desde la derecha ejecutada a por Schuster, fue despejada por la defensa ‘txurri urdin’. El rechace volvió a centrarlo Calderé desde la izquierda. El balón al final llegó a Lineker que remató, pero Arkonada, en una felina acción, salvó el gol. Sin embargo, la pelota cayó a pues de Alexanko que, completamente solo, remató a portería vacía.

Precisamente el líder de la revuelta, el veterano capitán, fue el que salvó a Barça del desastre y quien, después, recogió el trofeo de manos del rey Juan Carlos. Con el Barça en Europa, Núñez fichó a Cruyff y éste realizó la mayor limpieza jamás vista en una plantilla. Hasta 16 jugadores abandonaron el club. Así empezó a germinar el Dream Team.