Copa del Rey 1950-51

La Copa del Rey que vio nacer a la 'leyenda' Kubala

Ladislao Kubala (Budapest, 1927 - Barcelona, 2002) marcó un antes y un después en la historia del FC Barcelona. Su debut oficial con el conjunto azulgrana se produjo en la Copa del Rey de 1950-51. Y la ganó

La final de la Copa de 1951

La final de la Copa de 1951 / sport

Ricard López

La llegada del delantero húngaro dio un nuevo impulso al club catalán, que con él en sus filas vivió una de las mejores épocas de su historia. La del llamado 'Barça de les Cinc Copes'. Una auténtica máquina de ganar títulos, que empezó a forjarse con la consecución de la Copa de 1951.

Kubala fichó por el Barça el 15 de junio de 1950, avalado por los buenos informes del director técnico azulgrana, Josep Samitier. Su debut oficial, sin embargo, se demoró más de la cuenta debido a problemas burocráticos. Esto hizo que su estreno tuviera lugar en la Copa del Rey, una vez obtenida la nacionalidad española. Y no en la Liga, donde no pudo ser inscrito ni participar hasta la temporada siguiente.

De este modo, el primer partido de Kubala con el FC Barcelona fue en la ida de octavos de final de la Copa del Rey, ante el Sevilla, el 29 de abril de 1951. Ese día, el Barça venció 1-2 en Nervión gracias a dos goles de Nicolau (el segundo de ellos, justo después de que Kubala estrellara una falta en el larguero). La calidad del húngaro dejó boquiabierta a la afición sevillista.

El primer gol de 'Laszi' con el Barça llegó en la vuelta, en el antiguo campo de Les Corts, donde el Barça se impuso al Sevilla por 3-0. Kubala abrió el camino del triunfo marcando el 1-0 de penalti, por unas manos de Guillamón en el área. Y también participó en las dos dianas siguientes de Peiró y Basora. Kubala se tomó la eliminatoria como una liberación, debido a los problemas que había vivido antes de su fichaje. "Ha sido el despertar de un sueño malo", afirmó, pues llegó a creer que "no jugaría partidos oficiales".

'Laszi' se destapó a lo grande en los cuartos de final, haciendo añicos a un Atlético de Tetuán al que le endosó cinco goles. Dos en la ida (1-3) y tres en la vuelta (4-1).

Ya en semifinales, al Barça le tocó en suerte el gran favorito, el Athletic de Bilbao. El conjunto vasco planteó un duelo muy duro, defensivo y trabado en la ida, así que el 0-0 final de Les Corts no resultó extraño. A los azulgranas les tocó apelar a la épica en San Mamés. Y consiguieron clasificarse tras vencer 1-2 con goles de Nicolau y César. Un duelo que el técnico culé, Ferdinand Daucik, calificó de final anticipada. "Seremos campeones. Hoy hemos jugado la final", vaticinó.

Y el tiempo dio la razón a Daucik. El Barça se adjudicó el título por décima vez en la historia venciendo a la Real Sociedad en una final menos complicada de lo esperado (3-0). César -pese a no estar bien físicamente- (32' y 65') y Gonzalvo III (44') fueron los autores de los tantos. Los azulgranas lucieron ese día brazaletes negros en Chamartín en señal de luto por el fallecimiento de Sagi-Barba, mítico extremo de la década de los años 20. El meta Ramallets se lesionó en la recta final del choque, y tuvo que ser sustituido por Velasco, que apenas tuvo que intervenir.

La celebración en la plaza de Sant Jaume, como era de esperar, fue de órdago. Y también los elogios de la prensa al buen juego de los catalanes. "Entusiastas, pegajosos, decididos y ágiles. Calvet, Biosca y Segarra anularon por completo a sus antagonistas (...). Los delanteros de la Real hubieran podido pasar por debutantes para quien no los conociera", explicaba en sus páginas 'La Voz de España'. En su peculiar castellano, Daucik felicitó a sus discípulos: "Me pareció bien todo el partido. Bien dos equipos, bien público, corrección y deportividad. Donostiarras saber perder, y nosotros saber ganar", dijo.