El Barça, nuevo campeón de Copa en casa 35 años después

Si hay un equipo al que se le da bien jugar una final del Copa del Rey, ese ya es sin duda el Barça. De las nueve ocasiones en las que un club ha ganado este título en casa, cuatro han tenido campeón barcelonista.

'Campeonar' en campo propio es algo que no sucedía desde 1980, cuando el Real Madrid se impuso en el Santiago Bernabéu a su filial, el Castilla, por 6-1. Ahí sí que todo quedó en 'casa'.

De hecho, los madridistas también suman cuatro copas en su propio estadio, si bien es cierto que también han perdido otros nueve trofeos en su terreno habitual y el FC Barcelona, ninguno, por lo que el balance blaugrana es más contundente. El Athletic, con una Copa en San Mamés, cierra la lista de 'anfitriones' campeones.

El FC Barcelona de Luis Enrique es el primer equipo que gana esta competición en su campo en lo que llevamos de siglo XXI. El Real Madrid perdió las ediciones de 2002 (contra el Deportivo en el denominado 'centenariazo') y la del 2013, contra el Atlético en la prórroga. 

Y es la cuarta Copa del Rey 'casera' para la entidad barcelonista. La primera cayó en 1912 en el campo de la calle Industria, contra la Gimnástica de Madrid (2-0). Un año más tarde, en 1913, en el mismo terreno, el Barça se impuso a la Real Sociedad... ¡tras tres partidos! Aún no se había inventado las tandas de penaltis por aquel entonces. El último antecedente hasta este sábado databa de 1963, cuando la competición era la Copa del Generalísimo. El Zaragoza cayó en el Camp Nou por 3-1.

Por otro lado, el FC Barcelona también aguó una fiesta a un anfitrión. Fue a su eterno rival, el Real Madrid, en la final de 1968, resuelta con un gol de Zunzunegui en propia puerta. Pasó a la historia por las críticas blancas al árbitro balear Rigo y por el lanzamiento de botellines de cerveza al césped. Fue la 'final de las botellas'.

Le tocó jugar como visitante, los jugadores no pudieron utilizar su vestuario habitual y en la grada hubo superioridad de seguidores del Athletic. Pese a todo ello, el Camp Nou fue talismán para un Barça al que se le da bien jugar finales en casa.