COMUNICACIÓN

Pol Rodríguez: "El cine me permite mirar a la gente"

La crítica no escatima elogios a la hora de valorar su ópera prima, ‘Quatretondeta’, presentada con gran éxito en el Festival de Málaga

Pol Rodríguez, en el restaurante que regenta su padre

Pol Rodríguez, en el restaurante que regenta su padre / sport

carlos r. galindo

Su ópera prima, ‘Quatretondeta’ ha sacudido el festival de cine de Málaga...

Pues sí (ríe abiertamente). Estoy encantado del recibimiento que ha tenido la película entre la crítica y el público. La verdad es que no me lo esperaba…

¿Y mañana, el estreno...?

Pues sí. Mañana será el día de la verdad.

Pero usted, a sus 38 años, no es un recién llegado al mundo del cine

No, para nada. Hace 19 años que entré en la industria. He participado como ayudante de dirección en diecinueve películas –Pa Negre (2019), La teta asustada (2009) o La ciudad de Silvia (2007), entre otras- y también en el campo de la publicidad... 

¿Por qué esta película?

La idea nació el mismo día que enterré a mí abuelo, en 2004. Después, surgieron otros proyectos; Brasil, Perú, Francia… Seguí dándole vueltas al asunto. Cuando decidí llevarlo a cabo y escribir el guión, todo ocurrió muy rápido. Me siento un privilegiado en ese sentido. 

He leído que bucea en los engranajes de la memoria, la tradición, las raíces…

En efecto. La única manera que tenía de acercarme a asuntos como la muerte o la memoria era a través del humor. La película no busca la carcajada fácil, sino el humor reposado y tranquilo. Creo que las comedias no se toman en serio. Por eso, decidí construir algo más profundo. En este sentido, ‘Quatretondeta’ es una reflexión sobre la memoria.

Perdone mi ignorancia pero, ¿qué es ‘Quatretondeta’?

Son mis orígenes. Es el pueblo de mi familia, una pequeña aldea de apenas 87 personas que está muy cerca de Alcoy, en Alicante.

O sea, que el pueblo existe.

Sí. 

Continúe, por favor...

Verá, sentí la necesidad de dedicar una mirada al entorno rural. Yo mismo soy de ese pueblo. Mis abuelos, como tantos otros, emigraron a las grandes ciudades y allí se encontraron con un mundo muy distinto, un mundo frenético e individualista. La película es una mirada hacia atrás para averiguar adónde vamos; un retorno a los orígenes.

¿Y todo ello, con un actorazo como José Sacristán y un elenco de lujo, como son Sergi López, Laia Marull, Julián Villagrán...?

Nadie mejor que Sacristán para representar este papel. Él es la historia viva del cine español, con más de 100 películas a sus espaldas. Además de un grandísimo actor, es un compañero fenómenal.

¿Le costaría convencerle...?

Pues miré, unas doce horas. El tiempo que tardé en hablarle del proyecto y presentarle el guión. 

¿Hacer cine es una heroicidad?

Lo es en España, pero también en Italia, Francia... La industria estadounidense apenas deja espacio. Pero le diré una cosa, una cinta con mayor presupuesto no tiene por qué ser mejor.

¿Qué película se merece España?

(Risita nerviosa...) ¡Ufff...! déjeme que lo piense. Sí, ya esta; una de la serie Z, es decir, de zombies que entran en el Parlamento. Nuestros políticos han perdido el contacto con la gente; demuestran a diario que están en la política pero no para ayudar a las personas... Se han distanciado de la realidad. Arréglelo bien, por favor (vuelve a reir). A ver qué escribe...

Qué me dice del fútbol.

Soy del Barça. Mi abuelo ya lo era; iba a cortarme el pelo al Camp Nou porque el barbero del equipo vivía aquí al lado (barrio del Raval). Ahora es otra cosa. Al fútbol le falta calidez, proximidad... Se ha hecho demasiado grande y solo importa el negocio. Desde esta tribuna quiero reivindicar el fútbol de barrio; el de once contra once, el golarro de Messi... Me sobra todo lo demás. 

El padre de Pol explica que a su restaurante (Can Lluís)  iban con asiduidad Suárez, González Adrio, Basora... Todo era fraternal. 

Aquí estuvo Messi, con 14 años y Minguella. También Vittorio Gassman, Toni Curtis... 

Ahora está su hijo, Pol, flamante director de cine.