El de Santpedor también 'goleó' tácticamente

La última maravilla del 'Pep Team'

La plantilla blaugrana demostró que sobre el terreno de juego y desde el banquillo aún es muy superior al proyecto deportivo madridista

Tomàs Andreu

Guardiola no soltó prenda durante los días previos al clásico. Por no hablar, ni tan siquiera insinuó al vestuario detalles sobre el dibujo táctico a utilizar ni el posible once que alinearía en el Santiago Bernabéu. Hermetismo total antes del gran choque, aunque es cierto que en la semana previa al partido sí se produjeron filtraciones. Por ejemplo, la plantilla trasladó el deseo de Pep de arriesgar al máximo ¿o lo que es lo mismo, jugar con tres defensas¿ y corrió como la pólvora una frase atribuida al propio entrenador de Santpedor: “En el Bernabéu los vamos a volver locos”. No fue para tanto, los Pepe, Marcelo, Lass y compañía no finalizaron el clásico en camisa de fuerza, pero es indudable que más de uno se fue a casa completamente desquiciado por lo visto y sufrido, especialmente en la segunda parte.

Guardiola le volvió a ganar la partida en toda regla a Mourinho. Y esta vez ni el generoso coro de aduladores del portugués puso reparos en admitirlo. Con los blancos lanzados y el 1-0 antes del primer minuto de partido, nadie podía imaginarse un escenario tan propicio para que Real Madrid pudiera resarcirse de los repasos, con alguna que otra humillación incluida, de las últimas campañas. Pero ahí volvió a entrar en juego la magia de Pep, el descaro de su filosofía futbolística y el talento de sus jugadores. Fue un cocktail abrumador que permitió asistir a otra noche inolvidable. Remontada por todo lo alto, exhibiciones puntuales en los segundos cuarenta minutos y esa sensación tan especial de callar por completo al majestuoso Bernabéu. Ese silencio solo roto por los cánticos culés de un reducido grupo de seguidores aislado. Espectáculo de alta cuna.

Con Guardiola al mando y la plantilla manteniendo fe ciega en su entrenador, desde el minuto 2 arrancó un baile de piezas que colapsó a Mourinho en el banquillo y maniató al ejército blanco sobre el terreno de juego. El Barça reestructuró líneas, paró el golpe inicial y fue adueñándose del encuentro poco a poco. Todo el mundo lo veía a venir, menos el portugués. Los blaugrana rotaron el ataque en infinidad de ocasiones, Alves ganó profundidad por la banda con una facilidad pasmosa, Busquets se desdobló de forma impecable en labores defensivas, el centro del campo hizo acto de presencia y Messi, como casi siempre, gozó de libertad absoluta. Una receta que llevó la calma antes del descanso gracias a la irrupción de Alexis.

Pero lo de la segunda parte todavía fue más brutal. Con el descanso de por medio, la pizarra del portugués y sus ayudantes hizo aguas. El luso ni leyó bien el partido en el campo ni entendió nada de nada en el vestuario. Con la hemorragia ya detectada no fue capaz de dar con el antídoto y mucho menos hacer frente a lo que estaba por llegar. Y es que sin hacer nada del otro mundo el Barça restableció el equilibrio y el Madrid acabó desangrado.

Guardiola iba activando piezas poco a poco hasta ajustar el puzzle completo. Eso sucedió en la reanudación. Con las bandas bajo control y el centro de la zaga marcando la línea, aún faltaba algo de magia para desequilibrar en ataque, algo de chispa, algo de esa calidad e imaginación que adolece el Madrid, algo de¿ Andrés Iniesta. Pep lo vio a la perfección, lo arrancó de la banda, lo insertó cerca de Xavi y Messi y llegó el vendaval blaugrana. Todo bajo la atenta mirada del atónito Mourinho y los gestos de dureza de varios futbolistas blancos.

No es la primera vez que Guardiola y su Pep Team le 'mojan la oreja' a Mourinho y visto lo del sábado, se intuye que tampoco será la última. Entre las múltiples habilidades de Pep y la 'empanada' del portugués cada vez que se mide al Barça solo queda esperar que la espectacular racha de Guardiola ¿cuatro temporadas sin perder en el Bernabéu- se prolongue en el tiempo. Siempre se debe dejar margen a la inspiración de los grandes cracks, esos jugadores que por si solos deciden cualquier partido, pero en esta comparativa tampoco sale bien parada la 'guardia de corps' del portugués. El currículum de CR7 en los choques decisivos es para llorar mientras lo de Leo Messi rompe la historia. El sábado no marcó pero las fotografías celebrando los distintos goles sobre las espaldas de sus compañeros contrastan con los gestos de reproche de Cristiano Ronaldo y otros jugadores. Por cierto, a la parroquia madridista se le agota la paciencia y el sábado se escucharon pitos. Los goles y los bailes quedan aplazados hasta futuras goleadas¿ con permiso de Guardiola y su 'Pep Team', por supuesto.