Firma el empate en el Camp Nou y para lograrlo piensa utilizar todas las tretas

Mourinho prepara otra guerra sucia

José Mourinho tiene claro que para puntuar en el Camp Nou y asegurarse el título de Liga su única posibilidad es recurrir al juego sucio

Francesc J. Gimeno

Mourinho tiene un plan. El entrenador portugués tiene claro que al Madrid le basta mantener el 0-0 inicial en el Camp Nou para dejar sentenciada la Liga ¿los blancos mantendrían sus cuatro puntos de ventaja actuales y quedarían únicamente doce por disputarse¿ y por eso apostará una vez más por el antifútbol, la fórmula que mejores resultados le ha dado, a su entender, a lo largo de su carrera en los banquillos. Intentará convertir el Camp Nou en un campo de batalla, donde el balón sea el convidado de piedra. Los referentes serán el encuentro de vuelta Barça-Inter de Milán de las semifinales de la Liga de Campeones y la final de la Copa del Rey en Mestalla. Mourinho está preparando una emboscada. Así de simple.

El entrenador madridista piensa poner una serie de trampas por todo el campo para que la tensión sea máxima sobre el césped y los jugadores del Barça no puedan centrarse en lo que mejor saben hacer, jugar al fútbol. Será una estrategia muy similar a la que el Madrid empleó en la final copera ¿el único título que ha entrado en las vitrinas del Bernabéu desde la llegada de Mourinho¿. La orden volverá a ser presionar sin contemplaciones al colegiado ¿curiosamente, el mismo que se encargó de dirigir aquel partido, el cántabro Undiano Mallenco¿ para tratar de coaccionarle.

La idea de Mourinho es embarullar al máximo el partido. Convertir cada jugada en una guerra sin cuartel y que las trifulcas continuas acaben descentrando a los jugadores blaugrana. Cree el portugués que las mejores armas del Madrid son la crispación y la tensión. El 5-0 encajado en su primera visita al Camp Nou le dejó un complejo de inferioridad del que aún no se ha recuperado, para desesperación de los jugadores madridistas, que están hartos de no afrontar los clásicos cara a cara y sin el freno de mano puesto.

Esta circunstancia, precisamente, puede ser el gran problema de Mourinho. Habrá que ver si esta vez los jugadores blancos están dispuestos a seguir sus instrucciones sin rechistar. Parece difícil, viendo el panorama de las últimas semanas. Un sector mayoritario de la plantilla madridista se ha negado expresamente a seguir la estrategia que proponía el portugués de culpar de los malos resultados a los árbitros y eso ha enrarecido notablemente el clima del vestuario madridista.

El portugués insistirá una vez más en este tema con vistas al partido de mañana. En el caso de que el Madrid no logre su objetivo ¿empate o victoria¿, su plan de comunicación será echarle la culpa de todo al árbitro para distraer a la afición madridista y que nadie puede tener la tentación de echarle la culpa a él.

Mourinho ha mostrado siempre su perfil más conservador cuando ha tenido que afrontar los encuentros decisivos. Es un técnico cobardica y ese mensaje ha llegado nítidamente a sus jugadores. Sólo hay que repasar sus alineaciones en los momentos más comprometidos. Casi siempre acaba recurriendo al trivote y a Coentrao, pese a las continuas malas experiencias que el lateral portugués está teniendo ¿se da la coincidencia de que en las únicas cinco derrotas que ha sufrido esta temporada el Madrid siempre ha sido titular Coentrao¿.

Es lo que pasó en Múnich el pasado martes. El equipo sabe que si Coentrao es titular en lugar de Marcelo significa que hay que jugar con el freno de mano. Y lo mismo ha ocurrido cuando el entrenador del Madrid se ha decantado por reforzar el centro del campo con un jugador de características defensivas en vez de mantener el dibujo habitual de dos pivotes y cuatro jugadores de ataque.

PENSANDO EN EL TRIVOTE

En el Camp Nou es muy probable que Mourinho vuelva a recurrir al trivote y no puede descartarse que vuelva a adelantar la posición de su compatriota Pepe para tapar cueste lo que cueste a Leo Messi. Hay que recordar que el entrenador portugués ha recurrido al trivote en cinco de los diez últimos clásicos y que en cuatro de ellos Pepe actuó como centrocampista.

En este caso, su única duda es que Pepe y Sergio Ramos forman la pareja de centrales titular, y no le hace ninguna gracia romperla y apostar por el joven Varane o Albiol, que no es precisamente santo de su devoción.

Las otras alternativas que maneja Mourinho para el decisivo encuentro de mañana son la alineación de Lass o Coentrao como acompañante de Khedira y Xabi Alonso. Incluso podría llegar a ser un poco más atrevido y meter a Di María como tercer centrocampista, dando entrada así a un tridente atacante formado por Benzema, Higuaín y Cristiano Ronaldo.

La guerra psicológica será otra de sus armas. Aprovechando que su equipo no se desplazará a Barcelona hasta el sábado por la mañana, Mourinho no hará pública hoy su convocatoria y esconderá su alineación hasta minutos antes de que empiece el partido. Intentará también jugar al despiste con algún lesionado, ficticio o real.

Su único problema es que pese a todas estas tretas, casi siempre ha acabado mordiendo el polvo cuando su equipo se ha enfrentado al Barça. Pero él no se rinde.