Reclamo en el Mobile World Congress

El Mobile World Congress dispara la reventa del clásico

La gran cantidad de participantes en el Mobile World Congress de Barcelona ha provocado que la reventa para presenciar el partido entre Barça y Madrid se haya incrementado

SPORT.es/EFE

Convertido desde hace ya algunos años en uno de los principales reclamos turísticos de Cataluña, el Barça es también un polo de atracción para los directivos y ejecutivos de las compañías del ámbito de la telefonía móvil y las telecomunicaciones presentes en Barcelona.

El interés por el juego del Barça ha hecho que los organizadores del congreso hayan adaptado también el programa de eventos festivos y de ocio que tienen lugar después de las sesiones de trabajo para facilitar que se pueda seguir el partido que esta noche enfrentará al equipo catalán y el Real Madrid.

Los más afortunados cuentan con alguno de los numerosos palcos 'vips' reservados en el Camp Nou por alguna de las grandes empresas presentes en el congreso, pero la gran mayoría de los que quieran ir al estadio azulgrana deberán acudir a la reventa, que se ha disparado en las últimas horas.

A pesar de los impedimentos del club azulgrana para que se revendan las entradas, los precios alrededor del Camp Nou se han triplicado ante la gran demanda existente. Una entrada en tribuna no bajaba de los 400 euros esta mañana, mientras que las más baratas superaban los 100.

Los que no puedan verlo en directo, lo podrán hacer en una pantalla gigante que se instalará en el Hotel Vela, donde está previsto que los congresistas asistan a un espectáculo de natación sincronizada que protagonizan las olímpicas Andrea Fuentes y Ona Carbonell.

El Barça, centro de atención dentro del MWC

Desde el lunes, cuando abrió sus puertas el MWC, es posible ver pequeñas colas de personas esperando turno en el Hall 3 para hacerse una foto en el expositor de Nokia, que cuenta con un plafón con un póster gigante del principal 11 del Barça.

A una foto del delantero asturiano David Villa, le han recortado la cara, por lo que los congresistas pueden situarse detrás y colocar su propia faz en el espacio que queda vacío para hacerse una foto en la que parecerá que forman parte del once titular.