Giro de Italia

El Mortirolo hace más grande a Contador en el Giro

Contador conservó al maillot rosa, pero Mikel Landa se confirma en Aprica después de que Fabio Aru fuera engullido por su propia ambición

Agustí Bernaus

El alavés Mikel Landa (Astana) consiguió su segunda victoria, esta vez en solitario, en la emblemática llegada de Aprica, final de la decimosexta etapa del Giro de Italia en la que Alberto Contador (Tinkoff) realizó una espectacular exhibición en el Mortirolo, el puerto más duro de la carrera. Poco antes había visto peligrar su liderato por culpa de una avería. El italiano Fabio Aru (Astana) fue víctima de su propia ambición y perdió 2'13" y el segundo puesto de la clasificación general, que ahora ocupa Landa.

Contador acabó con lágrimas en los ojos. La emoción reflejaba la rabia contenida durante 80 Km. Un imprevisto, una avería, lo había llevado contra las cuerdas mientras sus rivales, Astana al completo, atacaban con una crueldad pocas veces vista. El 'fair play' exagerado que se ha visto en otras ocasiones con un líder en las grandes pruebas por etapas saltó por los aires. Con la carrera lanzada en el vertiginoso descenso de Aprica, a unos 15 Km. del inicio del Mortirolo, Aru se puso el cuchillo en la boca y mandó a los cuatro corredores que le acompañaban, entre ellos Tiralongo y Landa, que rodaran a muerte. El equipo Katusha, que con Trofimov había encendido la mecha, se sumó a la carrera. Detrás, Contador se quedó cortado con un grupo de 13 corredores, solo con su compañero Roman Kreuziger y pidiendo ayuda. Pero no hubo generosidad. Al final del descenso, la maglia rosa recurrió a su único punto de apoyo hasta fundirle. Los empujoncitos en la espalda al ciclista checo delataban que ya no podía dar una pedalada más. Los cronómetros estaban en marcha recogiendo la gravedad de la situación: 40". Contador y Kreuziger tirando contra dos equipos casi al completo por el falso llano que les condujo hasta la montaña de Marco Pantani.

Cuarenta y cinco segundos. Llegó el italiano Manuele Boaro desde atrás y pudo darle un centener de metros a Kreuziger antes de que muriera asfixiado.  Cincuenta y un segundos. Esa fue la desventaja con la que Contador inició la tremenda ascensión al Mortirolo (12 Km con pendientes del 18 %) respecto al grupo de Fabio Aru en el que Tiralongo se desfondó marcando el ritmo para pasarle el testigo a Landa. La situación era extremadamente crítica. Y entonces emergió el campeón de verdad. El único en activo que tiene seis grandes pruebas por etapas en su palmarés. Su figura creció a medida que iba apartando corredores de su camino hasta deslumbrar.

 Landa tiró de Aru todo lo que pudo junto a Trofimov y Steven Kruijswijk (Jumbo). En aquel escenario, el alavés de 25 años se mostró superior a su jefe de filas, que entró en crisis. Aminoró el ritmo para darle un respiro mientras que por detrás Contador volaba. Les dio alcance a 40 Km. de la llegada. Se tomó un respiro. Y arrancó. 

En algo más de seis kilómetros, el escalador de Pinto había invertido una situación dramática para él. Pasó de derrotado a controlar de nuevo los hilos de la carrera. Landa le preguntó a Aru que hacía y este le dio libertad para que se soldara a la rueda de Alberto. Mientras el vasco iba en una butaca, la suerte del italiano era muy incierta. Rodó hasta Aprica dando la imagen de que iba a desplomarse de un momento a otro. Pagó sus pecados, su exceso de ambición ante un corredor que va mucho más allá de este Giro. 

Contador se encontró con Kruijswijk y entre ambos llevaron a Landa que a 4 Km. de la meta arrancó en busca de la gloria. En Aprica irrumpió con desparpajo una nueva figura que en la Vuelta a España buscará su confirmación definitiva: "No sabía que estaba tan fuerte", explicó satisfecho el vasco de Astana. 

El maillot rosa compareció con lágrimas en los ojos para agradecerles a sus compañeros que se dejaran la piel por él: "Sin ellos no sería líder. Como se ha visto, el ciclismo no son matemáticas. Hay pinchazos y averías pero este es el ciclismo que la gente recuerda. En este Giro me está pasando de todo y la etapa, sin duda, ha sido dificilísima". 

El costarricense Andrey Amador (Movistar) perdió 2'03 y cayó al cuarto puesto de la general, pero por contrapartida tiene bastante más cerca a un Aru que después de entregarse hasta el desfallecimiento ya no puede dar más de si

La decimoséptima etapa, de Tirano a Lugano, de 136 Km., prácticamente llana servirá para restañar heridas y dar paso a otro tipo de corredores.