El argentino se quedó en el banquillo los noventa minutos

Tras el despiste, no hubo magia: Messi no jugó

Parecía que iba a ser el arma secreta del Barça, pero ya en los prolegómenos se desveló la cruda realidad: Leo Messi no estaba bien y no jugó ni un minuto

JUAN MANUEL DÍAZ

No hubo magia, ni opciones, ni un Leo Messi saliendo al campo en plan 'Cid Campeador', como en el duelo de vuelta de cuartos de final contra el PSG.

Después de semanas de jugar al despiste con el estado físico del astro de Rosario, la cruda realidad del Barça se hizo más patente que nunca. Fue el mazazo de la previa para un barcelonismo que ya no esperaba demasiadas cosas de su equipo. Messi no entró en el once. Fin de la historia.

'El diez', que había participado en los once anteriores partidos del equipo en la Champions, no pudo jugar un minuto. Porque no estaba en condiciones, y porque no valía la pena arriesgar en un partido que de entrada necesitaba un 5-0, y tras el descanso ya se iba hasta el 6-1.

El Barça, mermado por las lesiones y un calendario plagado de compromisos, ha llegado con muchos jugadores clave lesionados o fuera de forma. Pero, sobre todo, sin su referente. Messi tuvo que ver desde el banquillo cómo el Bayern humillaba a su equipo de nuevo.

Si en el Allianz Arena apenas pudo moverse sobre el terreno de juego, su media hora en San Mamés llevó al equívoco. Leo estuvo bien, marcó un gol, pero al parecer no acabó con buenas sensaciones en Bilbao. Así que frente al Bayern, Messi no pudo ni ponerse de corto. 

El argentino tuvo que tragarse la nueva goleada del Bayern, esta vez desde el banquillo, y quizás él mismo se planteó cuál es el motivo para que, por segunda temporada consecutiva, llegue a la fase decisiva del curso sin combustible en el depósito y esta vez, lesionado.

Messi no podrá sumar su quinto trofeo consecutivo de máximo realizador de la Champions, aunque lo primordial para el Barça, ahora, es que recupere su nivel para afrontar con un mínimo de garantías la recta final de la Liga.