El Sevilla obra un milagro en Anfield

Fernando Baquero

Fernando Baquero

El Sevilla salió vivo de Anfield. El equipo hispalense obró un milagro al llevarse un punto de tan mítico escenario después de haber sufrido un auténtico suplicio en el primer tiempo y al aprovechar al máximo dos de sus únicas tres ocasiones de gol. Los 'reds', tremendamente superiores pagaron caro no haber sentenciado cuando pudieron hacerlo, en epecial con un penalti fallado por Firmino antes del descanso y por su falta de puntería en el segundo tiempo.

Aunque Ben Yedder tardó apenas cuatro minutos en silenciar Anfield en la primera posesión que tuvo el equipo hispalense, el Sevilla fue un juguete en manos del Liverpool. La escuadra inglesa reaccionó con sus armas. La velocidad por los extremos de Mané y Salah y la presión alta de sus centrocampistas hicieron mucho daño al equipo hispalense, que llegó vivo al descanso gracias a la mejor versión de Sergio Rico. El guardameta sevillano aguantó en pie a su equipo con brillantes intervenciones. Evitó el gol a remates de Mané (9') y de Alberto Moreno (44') y la fortuna le sonrió cuando Emre Can (22') mandó el balón fuera con todo a favor y Firminó (41') estrelló el balón en el poste al lanzar un penalti. No pudo hacer nada, en cambio, cuando el delantero brasileño remató en boca de gol para empatar el partido ni cuando Kjaer (36') desvió hacia su propia portería un disparo lejano de Salah en el 2-1.

Pero el partido todavía deparaba una gran sorpresa. Con el Liverpool jugando a sus anchas, todo apuntaba a que el tercero era cuestión de tiempo. Con el marcador a favor, el conjuno inglés se encontró con el mejor escenario posible. Su velocidad amenazaba con dinamitar de nuevo la portería española y un zurdazo de Mané (69') que rozó la escuadra y otro paradón de Rico, esta vez a zapatazo de Wijnaldum, presagiaban lo peor. 

Pero, como sucedió en el primer tiempo, el Sevilla volvió a encontrar un tesoro inesperado en su primera aproximación. Una excelente combinación entre el Muriel y Correa (71') culminó con un soberbio gol del italo-argentino para empatar otra vez un partido que hasta ese momento parecía perdido.

Klopp, desesperado, tiró de Philippe Coutinho, ovacionado pese a su frustrado deseo de fichar por el Barça y de Oxlade-Chamberlain. Fue inútil. El Liverpool no encajó bien el golpe y ya no fue capaz de reaccionar. El partido había cambiado tanto que en el sprint final el Sevilla se adueñó del escenario y creyó en la  victoria, que no llegó porque Muriel, en el descuento, remató fuera con todo a favor. No importó mucho. El debut del Sevilla acabó con un final feliz después de más de una hora de sufrimiento.