FINAL CHAMPIONS LEAGUE 2015/2016: REAL MADRID - ATLÉTICO DE MADRID

Real Madrid: Undécima o fracaso

La final de San Siro frente al Atlético se presenta como un auténtico juicio final para el Madrid. Un tropiezo frente al gran rival ciudadano dejaría 

al club en la encrucijada

Así fue el último entrenamiento del Real Madrid en San Siro

Así fue el último entrenamiento del Real Madrid en San Siro / sport

Dídac Peyret

Los jugadores saben que hay estabilidad; que hay un proyecto, una idea y un compromiso”. Palabra de Simeone. Para el Atlético, ganar la final supondría un billete al siguiente nivel y una mirada ambiciosa al futuro con el nuevo estadio. Para el Madrid es una urgencia. Un precipicio. Un todo o nada tras una temporada en el alambre.  

Los héroes se forjan en partidos como el de hoy en San Siro. También su reverso en forma de leyenda negra. Y en ese eslabón perdido, justo en ese punto, se encuentra el conjunto de Zidane. Entre el cielo y el infierno. En el limbo, a la espera del juicio final. Porque el Madrid, aunque parezca que fue hace una eternidad, comenzó la temporada con Benítez. 

Al madrileño le precedió un despido atípico –o al menos lo sería en cualquier otro club– como el de Ancelotti. Y el club cogió aire a media temporada con la llegada de Zizou, un tipo que tranquilizó a un Madrid que se encontraba al borde de un ataque de nervios.

El papel de Florentino Ocurrió cuando Florentino ya no tenía un perfil Mourinho capaz de absorber las críticas al palco o ser un escudo para los jugadores. 

Benítez fue una apuesta torcida, un intento de ordenar una plantilla con tendencia a la dispersión. El resultado fue una indisimulada ruptura entre los pesos pesados de la plantilla y el técnico.

Benítez repartía muecas y pullas en el vestuario y en las ruedas de prensa.  Y se marchó sin que nadie lo echara de menos. Pocas veces el madridismo ha sentido tan poco suyo un técnico de la casa. 

En una sola temporada, Rafa ha tenido tiempo de firmar por el Madrid, ser despedido, descender con el Newcastle y renovar ya como técnico en la segunda inglesa. Todo un caso de estudio el suyo.  

Los dardos de Rafa Benítez se fue sin decir ni pío hasta que, ya en Inglaterra, lanzó varios dardos en la cadena ‘BT Sport’. Y lo hizo señalando a Florentino. “El Barça ha estado en seis finales en los últimos ocho años y ha ganado el doble o más del doble de títulos que el Real Madrid desde que el presidente está ahí”. 

Un discurso tajante. Pura demolición. “Mi asistente Fabio Pecchia me decía: ‘tienes una presión constante del presidente’. Estaba alrededor. Hablaba con los jugadores, hablaba con la prensa. Que estuviera siempre alrededor no es fácil para un técnico”, explicó.

La normalidad de Zizou Una incomprensión mutua que se tradujo en un Madrid destemplado y en caída libre hasta que Florentino cogió el bisturí. Tras el ruido, llego el sosiego. “No hablo mucho, pero tengo ilusión”. Así se presentó Zidane en enero. El francés contaba, de entrada, con el respeto de los jugadores,  la carta más poderosa que puede tener un entrenador en un vestuario de élite. Algunos incluso lo idolatraban de su etapa como futbolista como reconoce, ahora, Arbeloa.  

El gran golpe, el punto de inflexión, llegó con el triunfo en el Camp Nou. Y aunque su mejor activo ha sido recuperar al mejor Cristiano, su gran aportación ha sido la apuesta por Casemiro; un elemento clave para el equilibrio del equipo. Y también un mensaje claro sobre su proyecto; Zidane pretendía construir un Madrid más competitivo a partir de la solidez defensiva. 

Casemiro como síntoma Hasta seis veces mencionó ayer Diego Simeone el nombre de Casemiro para explicar la final. Pero también para recordar, entre líneas, a la prensa que la etiqueta defensiva que arrastra es tan aplicable como a su colega francés en el banquillo blanco. 

La obsesión del Madrid es otra: lograr la undécima como principio y final. Porque hace tiempo que el Madrid no tiene un relato estructurado; se impone la urgencia y el cambio de cromos. El movimiento constante.

También en esta temporada atípica, muy de su estilo, en la que parecía un moribundo hasta que se recompuso fiel a su historia.

Lo sabe Zizou; para el que la de hoy (20.45; San Siro) será su quinta final, tres como futbolista y dos como entrenador. “¿Cuál es el estilo del Madrid?”, le preguntaron. “Su historia, su lucha. Tenemos que correr, correr y correr”, contestó.

Una vez más la Champions League será el termómetro de un Real Madrid cuya identidad se ha construido más a partir de los jugadores que de un modelo de juego. De lo que ocurra esta noche se escribirá el futuro más inmediato del club. La continuidad de Zidane, la posición de Florentino, y claro, el estado de ánimo de Cristiano Ronaldo.  

“El fracaso no existe”, deslizó ayer el técnico francés. “El fracaso puede estar en la actitud. No sacar lo que llevamos dentro”, matizó segundos más tarde. 

Pero nadie duda de que una derrota hoy ante el Atlético –uno de sus grandes verdugos en los últimos tiempos– agitaría a un Madrid que se aferra, otra vez, a la rotundidad de la Champions para esconder otro proyecto en la encrucijada.