El Bayern no tuvo piedad de un Celtic sin opciones

Lluís Payarols

Lluís Payarols

Se esperaba un monólogo y lo fue. La distancia entre el Bayern y el Celtic es sideral, como quedó demostrado en el  Allianz Arena. Jupp Heynckes vivió un triunfo sin despeinarse en su regreso a la Champions, tras aceptar el reto de reflotar al conjunto bávaro. Los alemanes decidieron cuando quisieron y como quisieron. El guión esperado, sin opción a la sorpresa. [Consulta todos los resultados de la jornada 3 de Champions League].

A los escoceses solo les quedaba contar los minutos que quedaban para que el ruso Karasev pitara el final y salir lo peor parados posible. Las previsiones anunciaban chaparrón de balones dentro de la portería de Gordon y solo lo evitó el desacierto local y alguna pifia arbitral, como la del prescindible asistente adicional, ese que se sitúa en la línea de fondo, quien no se percató de que el balón centrado por Lewandovski en el minuto 6 no había salido completamente, con lo que el golazo de Thiago se fue al limbo.

Daba igual. Los de Heynckes se multiplicaban en ataque inquietando a la defensa del Celtic una y otra vez. A los de Brendan Rodgers les quedaba algún tímido contraataque en el que ni por asomo molestaron a Sven Ulreich antes del descanso. Para entonces, ya todo estaba más que decidido.

Doble mazazo

Se encargaron de ello Müller y Kimmich. El ‘25’ exhibió oportunismo después de que el meta del Celtic Craig Gordon evitara milagrosamente el gol de Lewandowski en un remate del polaco. Thomas pasaba por el área chica y dio la primera ventaja al Bayern.

Luego llegó Kimmich para ampliar el hueco, rematando de cabeza desde el punto de penalti y sin ninguna oposición un servicio de Coman desde la banda derecha. La defensa del Celtic, pensando en las musarañas y Gordon, sin opciones de llegar al balón. Tampoco las tuvo al inicio de la segunda mitad, cuando apareció Mats Hummels para enviar a la red un saque de esquina con la vitola de Arjen Robben.

Chispazos… y Ulreich

La clara ventaja del Bayern invitaba a pensar en que la relajación debía imponerse, aunque Robben y Lewandowski pusieron a prueba a Gordon, quien achicó como pudo y frenó una mayor goleada. Sin embargo, la salida al campo de Dembélé y Rogic, en un doble cambio realizado por Brendan Rodgers, aportó más mordiente a un Celtic que intentó despertar, al menos para anotar el gol del honor.

Lo probó Tierney desde lejos. También Scott Sinclair y Rogic en una doble oportunidad. Pero ahí apareció el sustituto del lesionado Neuer, dispuesto a mantener virgen su portería y a demostrar por qué Heynckes confía en él. Tremendos paradones para reforzar la superioridad bávara.

Reservados

Arturo Vidal y James Rodríguez, que empezaron en el banquillo como estaba previsto, tuvieron su oportunidad ya avanzada la segunda parte. Como también Rafinha, quien salió para suplir a un ovacionado Kimmich. Todo ello, cuando la historia del partido estaba más que finiquitada, con los ‘supporters’ del Celtic cantando en la grada y celebrando durante algunos segundos un gol que Karasev anuló a Sinclair por fuera de juego, la misma posición en la que estaba Lustig en un remate tras un córner en tiempo añadido.

Quizá el más triste, si se puede calificar así, fue Lewandowski. Gordon no le dejó marcar. Ni siquiera, en un remate a bocajarro cuando el partido experaba y con una intervención del meta escocés... ¡con el pecho!

Para el Bayern son tres puntos esperados y ratificados, importantes para prácticamente asegurar su pase a octavos –lo puede cerrar en Celtic Park- y para luchar hasta el último momento por cuestionar la primera plaza del PSG. Pero esa será otra batalla. Y no tan cómoda como la del ‘reestreno’ de Heynckes en la Champions League.